Las autopsias practicadas ayer a los cuerpos de los niños de Godella confirmaron las primeras sospechas de la forense que estuvo presente en el levantamiento de los cadáveres y que Levante-EMV adelantó ayer en exclusiva: Amiel e Ixchel murieron por los numerosos golpes recibidos, principalmente en la cabeza, con importantes fracturas craneales incompatibles con la vida, así como en otros puntos de los cuerpos.

La sospecha es que los golpes les fueron propinados con un objeto contundente de los muchos que los agentes del laboratorio de criminalística de la Comandancia de València localizaron dentro y fuera de la casa. En principio, la data de la muerte refrenda que los asesinatos fueron cometidos durante la madrugada, posiblemente en el entorno de la piscina.

Allí han encontrado un importante rastro de sangre, cuyas muestras ya están siendo analizadas.

Los especialistas del laboratorio reanudaron a primera hora de ayer la minuciosa inspección ocular no solo del interior y del exterior de la vivienda, sino también de las dos fosas donde fueron enterrados los pequeños.

Buena parte de los terrenos que circundan la casa donde residían ilegalmente los ahora detenidos por dos asesinatos cada uno de ellos aparecen removidos, lo que dificultó el rastreo realizado durante todo el miércoles en busca de los menores.

Fue precisamente esa la zona elegida por María, según confesaría a los investigadores de Homicidio, para llevar en brazos y dar sepultura a los niños. De hecho, ni siquiera tuvo que cavar a mucha profundidad, apenas 30 centímetros. Luego, depositó los cuerpos y los cubrió con la tierra, formando pequeños túmulos que se disimularon con el resto del terreno removido.

Con brochas y palas pequeñas

Una vez localizados los dos puntos de enterramiento, los especialistas de criminalística iniciaron una lentísima y detallada retirada de la tierra, bajo la luz de potentes focos y con brochas y palas pequeñas, para preservar por completo cualquier vestigio que pueda incriminar a los dos acusados.

La primera fosa, en la que estaba Amiel, de tres años y medio, empezó a ser abierta a las 20.50 horas y se prolongó por espacio de más de una hora. Era la más alejada de la casa. A Ixchel la sepultó muy cerca de la parte trasera de la vivienda. Esta segunda tumba comenzó a ser excavada al filo de las 22.30 y los agentes tardaron otra hora en sacar el cuerpo de la pequeña de 5 meses.

Mientras otros agentes proseguían con la inspección en el interior de la vivienda y de la parcela que la rodea, recogiendo decenas y decenas de muestras.