«Hemos llegado tarde», esa es la frase que una y otra vez se repite Noemí, madre de la detenida y abuela de los dos niños asesinados en Godella. La mujer, que ha preferido no hacer declaraciones por el momento, iba a iniciar los trámites para solicitar la custodia de sus dos nietos, de cinco meses y tres años y medio, al tener miedo de que su hija no estuviera ya en condiciones de cuidarlos.

«Estos últimos meses no era la misma persona», remarca una de sus amigas, en referencia al estado actual de María G. M., quien ya había acudido a la unidad de salud mental del centro sanitario de Godella a raiz de una supuesta depresión postparto. No obstante, no estaba bajo medicación.

A pesar de algunos indicadores del riesgo que corrían los pequeños, los protocolos actuales no han sido lo suficientemente eficaces y ágiles para proteger a estos dos menores.

En 2016 los servicios sociales del Ayuntamiento de Godella ya abrieron un expediente por la situación del hijo mayor, como adelantó Levante-EMV, pero se archivó ese mismo año cuando la pareja abandonó el domicilio en el que residían en dicho municipio. Al figurar empadronados en otra localidad nadie siguió su caso.

Lo mismo ocurrió con la fugaz desaparición de María junto a su bebé el pasado 17 de febrero. Madre e hija fueron localizadas en perfecto estado tan solo media hora después de que la Guardia Civil emitiera el aviso. Pese a tratarse de una desaparición de riesgo no se activó protocolo alguno con servicios sociales.

Asimismo, cuando el pasado 11 de marzo -tres días antes del crimen- la abuela alertó informando de que su hija le había mandado un preocupante mensaje de Whatsapp en el que decía que se iba «con el Creador», la Policía Local de Godella acudió al domicilio y comprobó que tanto los niños como sus progenitores estaban bien. Tampoco fue tenida en consideración al ausencia al centro escolar del hijo mayor desde el 20 de febrero, del que alertó la abuela al teléfono del menor. «Lo hemos intentado, pero hemos llegado tarde».