María, la joven de 27 años en prisión por matar supuestamente a sus dos hijos, Amiel, de tres años y medio, e Ixchel, de apenas cinco meses, fue localizada el pasado jueves, día en que se activaron todas las alarmas por la desaparición de los pequeños, desnuda y acurrucada, en el interior de un bidón de plástico a un kilómetro de su casa, una vivienda de Godella que ocupaba ilegalmente con su pareja y los niños.

Fue 'Scot', un pastor belga de la Guardia Civil adiestrado en la búsqueda de personas vivas -el olor varía a partir de las 4 o 5 primeras horas posteriores a la muerte-, quien la localizó a las 13.00 horas.

Tenía arañazos y heridas por todo el cuerpo. Balbuceaba, estaba asustada y desorientada. Con un relato incoherente y entrecortado, solo acertó a decir que su marido le había pegado. No supo dar noticias de los niños. La mujer fue arropada y trasladada al cuartel de Moncada.

Durante la primera hora, apenas quiso colaborar. Divagaba y realizaba comentarios inconexos. Agentes del grupo de Homicidios permanecieron durante cuatro largas horas a su lado, ganándose poco a poco su confianza, mientras el reloj corría en contra de las escasísimas esperanzas de hallar a Ixchel y Amiel con vida.

Tras lograr el clima adecuado, María dejó de hablar de sectas y persecuciones y empezó por admitir haber enterrado a los pequeños. Según afirmó, se había encontrado a los pequeños muertos y decidió enterrarlos porque me asusté y pensé que me iban a acusar a mí de haberlos matado».