María G. M., la joven de 27 años encarcelada por el asesinato de sus hijos en Godella durante un brote psicótico, ha tenido que ser trasladada a una celda especial, con un cristal transparente y bajo vigilancia continua de dos reclusas, después de sufrir una crisis nerviosa y protagonizar el martes un episodio violento, en el que llegó a decir que tenía «miedo» de matar a las dos internas con las que compartía habitáculo.

Fue sobre las 14.00 horas, cuando se alteró y salió corriendo hacia el patio de la Enfermería, donde sigue internada. Varias funcionarios le dieron alcance, pero ella se mostró «agresiva» y opuso resistencia, propinándoles patadas. Antes de eso, se había mostrado «tranquila». Ahora, y hasta nueva orden, permanece aislada en una celda acristalada.