La sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a 18 años de cárcel a un hombre de 35 años que en junio de 2017 mató a su padre enfermo de cáncer, de 73, con un cuchillo de monte y una catana, "aireado" por el modo en que su progenitor trataba en esas fechas a su madre.

En ese momento, el padre padecía incontinencia urinaria, que le obligaba a usar pañales, y estaba sondado. Cuando estaban solos en la vivienda que compartían, el hijo levantó del sillón al padre, lo lanzó contra una mesa y trató de matarlo primero con un cuchillo japonés pero, al no lograrlo, utilizó uno de monte con el que le seccionó el cuello.

De este modo, la magistrada-presidenta del jurado dicta la sentencia de acuerdo con el veredicto de culpabilidad alcanzado por un tribunal popular que consideró al acusado culpable del homicidio de su padre, con las agravantes de parentesco y abuso de superioridad, dado que la víctima era una persona "especialmente vulnerable" por edad y estado, gravemente enferma de cáncer, sondada y de poco peso y estatura, mientras que el hijo tenía mucha mayor corpulencia y usó las dos armas.

El jurado no consideró probado que el acusado sufriera en el momento de los hechos un funcionamiento intelectual límite próximo a la oligofreniia leve ni que estuviera aquejado de un trastorno caracterológico definido por un escaso control pulsional ante situaciones de estrés ambiental.

El tribunal popular alcanzó su veredicto por la prueba practicada en el juicio, en el que el acusado reconoció los hechos; por las declaraciones de los testugos, como la inspectora de Homicidios que describió la escena del crimen y las heridas de la víctima, de la que el hijo dijo que la catana no cortaba mucho y tuvo que usar un machete. La decisión de culpabilidad alcanzada por el jurado, según la magistrada, es "coherente y congruente" con los hechos probados.