Agentes del servicio de Información de la Guardia Civil han detenido a un empresario valenciano acusado de vender visores nocturnos para armas de guerra y armas de fuego largas que importaba fraudulentamente utilizando una licencia concedida por el Ministerio de Defensa.

El acusado, que carecía de antecedentes, y su presunto cómplice en Alemania tenían en su poder 204 visores nocturnos y visores térmicos, tanto adaptables a armas como de uso directo (binoculares), valorados en más de 900.000 euros, que han sido interceptados en la bautizada como Operación Hedwig, en honor a la lechuza de Harry Potter y que, para redondear la intencionalidad, es un nombre de origen alemán con connotaciones bélicas.

La investigación, dirigida por la unidad central especial 3 (UCE-3), la rama de la Jefatura de Información de la Guardia Civil encargada de los movimientos antisistema, y que ha contado con el apoyo del servicio de Información de la Zona de València y del servicio cinológico -con perros especializados en la detección de dinero y explosivos-, dio comienzo hace varios meses, al detectar las importaciones de la empresa valenciana, que por su naturaleza están sujetas a restricciones, ya que la Unión Europea no permite su comercialización exterior al considerarlo material de defensa.

Según la información difundida ayer por el instituto armado, el arrestado importaba los visores tanto desde Estados Unidos -el servicio secreto de ese país también ha participado en el caso- como desde Rusia a través de una mercantil asentada en Wiesbaden (Hesse), en el suroeste de Alemania. El dueño de esa empresa aparece en la causa judicial como investigado dentro de la trama, después de que lo interrogara la oficina de investigación aduanera de Alemania, la Zollkriminalamt (ZKA).

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, el valenciano disponía de licencia para importar cierto material, pero no todo lo que se le ha ocupado en los tres registros llevados a cabo a finales de marzo en su domicilio y el bajo de su empresa -ambos en el distrito valenciano de Patraix- y en una casa de campo en Llíria.

Por una parte, cometía un supuesto delito fiscal al ocultar el material que importaba (declaraba una cantidad muy inferior a la real) y por otra, se le imputa otro delito de estafa, ya que en algunos casos compraba visores de marcas blancas, que borraba para serigrafiar sobre ellas otras mucho más cotizadas. Además de los aparatos, los agentes hallaron en sus domicilios 30.520 euros y 5.500 dólares en metálico, así como dos rifles con silenciadores y otros elementos.

La investigación, que supervisa la jueza de Instrucción número 8 de València, continúa abierta para identificar a los clientes y compradores ocasiones del ahora detenido.

Este tipo de equipos, que compraban los clientes del detenido a un precio inferior al de mercado, suelen ser muy demandados por cazadores furtivos, que los utilizan para matar animales de manera ventajista durante la noche, y por narcotraficantes, tanto para el control nocturno de los alijos en las playas, principalmente en el campo de Gibraltar, pero también en costas como la valenciana, como para las vigilancias de otros grupos de narcos durante la preparación de los robos de grandes plantaciones de marihuana o de importantes cargamentos de cocaína, esto es, lo que en el argot delincuencial se conocen como vuelcos.