Los forenses todavía no han conseguido establecer con certeza cómo murió Jacobo V. H., el hombre de 38 años cuyo cuerpo sin vida y con un cable enrollado al cuello fue encontrado el pasado miércoles en un adosado inacabado en el que residía ilegalmente. Los médicos que le están practicando la autopsia tienen el convencimiento de que se trata de un homicidio, pero no pueden asegurar cuál ha sido el mecanismo, por lo que habrá que esperar a las pruebas complementarias para aclarar si se trata o no de una muerte violenta.

Los investigadores han solicitado al juez que se analice el cable en busca de algün resto biológico que permita establecer si se lo colocó él o si lo hizo otra persona, lo que podría refrendar la sospecha de que se trata de un homicidio.

Tal como informó ayer en exclusiva Levante-EMV, el cuerpo sin vida de Jacob fue encontrado el miércoles en el interior del chalé adosado que ocupa el número 21 de la calle Lepanto. Esta en el suelo, con un cable enrollado en torno al cuello y una mancha de sangre bajo la cabeza. En el primer examen forense, llevado a cabo en la sala de autopsias del Instituto de Medicina Legal de València, no se apreció que el cable hubiese dejado marcas en la piel del cuello ni en los tejidos internos.

Jacobo, que tenía una fuerte dependencia del alcohol, había tenido encontronazos con distintas personas en Petrés.