El conductor del BMW accidentado en la Gran Vía Fernando el Católico de València ha fallecido hoy en el hospital La Fe de València donde permanecía ingresado desde la madrugada del lunes. El accidente ha despertado el interés de toda la ciudad debido a la brutalidad del impacto que quedó grabada en las imágenes de los testigos directos del choque y que circularon a gran velocidad en redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea.

Leonardo M., el conductor del vehículo de gran cilindrada, circulaba a 186 kilómetros por hora en el momento del impacto, ya que la Policía Local de València no ha encontrado huellas de frenada previas a la colisión en la que el BMW 435 X-Drive chocó contra una farola, salió volando y acabó arrancando de cuajo dos palmeras -una de ellas, de 15 metros de altura- que estaban plantadas entre el número 81 y el 79 de la Gran Vía Fernando el Católico, a la altura del cruce con la calle del Doctor Zamenhoff. El vehículo quedó destrozado.

De hecho, la violencia del choque fue tan grande que el motor del turismo del alta gama salió disparado y acabó empotrado en el local de una inmobiliaria. Sin embargo, el conductor, de 35 años, que se encontraba hospitalizado en el hospital La Fe no ha podido superar las grandes lesiones ocasionadas en el brutal accidente y ha fallecido esta tarde, según ha podido confirmar Levante-EMV. Pese a que los elementos de seguidad pasiva salvaron la vida del piloto en un primer momento, el pronóstico médico era muy pesimista.

A las pocas horas, además de las imágenes del choque comenzaron a circular por redes sociales imágenes de gran crudeza de hombres gravemente heridos a los que se identificaba como el conductor del BMW. En apariencia, las fotografías (que son falsas) están tomadas en el interior de un hospital. Además de un ejemplo de deshumanización, la toma de estas imágenes en el interior de un centro hospitalario incumpliría la legislación española. Pese a que las fotos que han llegado a algunos móviles estos días no se corresponden con la víctima, la ley en España es tajante: si el personal médico fotografiase a una víctima en esas circunstancias y las enviase, podría cometer un delito contra la intimidad, contra la propia imagen y de revelación de secretos.