Cuatro largos años de abusos sexuales soportados en silencio que han eclosionado en un intento de suicidio. Por fortuna, la joven que trató de quitarse la vida, fracasó y eso ha permitido destapar el infierno que vivió, según ha revelado ahora, a manos del marido de su madre, su padrastro. El supuesto violador ya está detenido y acusado formalmente por un juzgado de la Ribera, donde han sucedido los hechos, cuya localización Levante-EMV no revela para preservar por completo el anonimato de la víctima.

De momento, el juez que se ha hecho cargo de la causa ha dictado una orden de alejamiento contra el acusado y ha fijado comparecencias periódicas ante el juzgado para garantizar que no se sustrae a la acción de la Justicia.

Los cuatro años de tortura sufridos por la chica, que ahora tiene más de 20 y cursa con éxito el cuarto año de la carrera universitaria elegida, comenzaron cuando era una niña de 11 años. La joven ha revelado ahora que los primeros tocamientos se produjeron cuando ella estaba en 6º de Primaria.

No solo trató de comprar el silencio de la niña con dinero y regalos, algo que se repite con frecuencia en estos casos, sino que, además, aprovechó la postración de la madre en la cama como consecuencia de una enfermedad para subir la intensidad de los abusos.

El ahora detenido comenzó a abusar supuestamente de la menor casi desde el primer momento en que se trasladó a vivir con la madre de la chica, con esta y con su hermano menor, entonces un niño de 6 años.

En aquel momento, la madre no solo permanecía las 24 horas del día en la cama, sino que, además, la fortísima medicación la mantenía alejada por completo de la realidad, algo que, según ha contado ahora la joven, aprovechó para abusar sexualmente de ella con mayor frecuencia.

Incluso la conminaba a encerrar a su hermano pequeño en una habitación para evitar ser sorprendido. La joven jamás se decidió a dar el paso de contarle a su madre por lo que estaba pasando precisamente por su enfermedad y porque, como es habitual en los pederastas, la manipuló diciéndole que no contara lo que estaba sucediendo porque era algo entre los dos.

Romper el silencio

La menor soportó en un silencio absoluto los abusos y las posteriores agresiones sexuales, que se prolongaron hasta que ella había cumplido sobradamente los 15 años. A partir de un momento determinado, la joven le dijo que no quería que la volviese a tocar, y puso en marcha todo tipo de resortes para evitar quedarse a solas con él, con lo que logró cortar nuevos contactos sexuales con el hombre que la había estado denigrando durante los cuatro años anteriores.

Según la denuncia interpuesta ahora por la chica, con el apoyo de sus padres y de su compañero sentimental, una vez que consiguió evitar nuevas violaciones, el ahora detenido comenzó a manipular a la madre en un intento por contraponerla contra ella.

El silencio que amparó los abusos sexuales acabaron por hacer mella en la joven hasta provocarle una profunda depresión que estalló hace unos días, cuando trató de quitarse la vida. Una vez recuperada, denunció los hechos y propició la detención de su abusador, que ha quedado en libertad provisional y con orden de alejamiento, según fuentes del TSJ.