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Violencia machista

¿Por qué crece la violencia de género entre los jóvenes?

La clave está, según dos expertas, en que los adolescentes, educados aún en una cultura sexista, no perciben que sea un problema que les afecte

El INE constata el incremento de casos en la juventud. Shutterstock

Las últimas estadísticas sobre violencia de género en España arrojan datos muy preocupantes. Al incremento global de un 7,9% de mujeres víctimas de esta lacra en 2018, se suma que el aumento fue especialmente llamativo entre las jóvenes de 18 a 19 años -un 10,9% más- y de entre 25 a 29 años, con una subida del 10,6%. Números tras los cuales se halla una realidad dramática de coacciones y agresiones que preocupa de manera significativa por producirse en un sector social que está siendo formado en un modelo en el que la igualdad, al menos teóricamente, está avanzando. El problema, recalcan dos expertas, es que esa igualdad se está dando en una plano "formal" y no real, lo que se une al hecho de que, pese a que los jóvenes reconocen la gravedad del problema de la violencia, muchos sienten "que no va con ellos y que es algo de adultos", puesto que "aún se sigue educando de manera distinta a niños y niñas".

La Estadística de Violencia Doméstica y Violencia de Género divulgada recientemente por el INE recoge que en 2018 se registraron 31.286 mujeres víctimas de violencia de género correspondientes a los asuntos en los que se habían dictado medidas cautelares u órdenes de protección, lo que supuso un aumento del 7,9% respecto al año anterior. Casi la mitad (47,3) tenían entre 25 y 39 años. Además de los aumentos en las citadas franjas de edad, también destacan los acontecidos en jóvenes de 25 a 29 años (8,4%) y en mujeres de entre 60 y 64 años, con una subida del 15,1%. La tasa de víctimas en relación con la población total de mujeres alcanzó su máximo en los tramos de 25 a 29 años y de 30 a 34, con 3,5 víctimas por cada 1.000 mujeres en ambos.

"La violencia siempre empieza por la vertiente psicológica. Al principio, el comportamiento del agresor es bastante parecido al de un hombre no agresor"

Olga Barroso, psicóloga especialista en violencia de género en adolescentes en la Comunidad de Madrid

¿A qué se debe este repunte? La psicóloga Marisa Camarasa, que desempeña su labor en el Centro Mujer 24 Horas de València, dependiente de la Generalitat, cree que ha crecido la sensibilización social y la mayor capacitación del entorno psicosanitario para identificar y detectar estas situaciones, lo que ha contribuido a que se traduzcan en más denuncias y a la "visibilización" del problema, algo en lo que concuerda Olga Barroso, especialista en violencia de género en adolescentes en la Comunidad de Madrid. "Se reconocen y salen a la luz más casos, pero eso no implica necesariamente que haya más", indica.

Una joven, durante las manifestaciones masivas del pasado 8 de marzo. Shutterstock

No obstante, ambas expertas aprecian una fuerte divergencia entre la percepción que adolescentes y jóvenes tienen de este problema y del modo en que les afecta a ellos. "Creen que es algo que no va con ellos. Conocen la teoría pero no la tienen interiorizada. Las chicas saben que el control del móvil, de su forma de vestir o no permitirles tener amistades masculinas son conductas violentas, pero terminan aceptándolas", explica Marisa Camarasa. ¿Por qué se produce eso? La psicóloga valenciana considera que los jóvenes han sido educados en un esquema de más igualdad, pero en una esfera "más formal que real", puesto que "pervive el modelo patriarcal en casa, en el entorno y en la sociedad". "A ellos les resulta más difícil darse cuenta de que estos roles siguen ahí", subraya.

"Las chicas saben que el control del móvil, de su forma de vestir o no permitirles tener amistades masculinas son conductas violentas, pero terminan aceptándolas"

Marisa Camarasa, psicóloga y agente de Igualdad en València

Para Olga Barroso, se ha tardado en asumir que la violencia de género es también un problema de los jóvenes y asegura que, mientras el mensaje de igualdad y feminismo es reciente en términos históricos, la construcción social se ha basado "desde siempre" en "el machismo y la desigualdad", a lo que en los últimos tiempos está contribuyendo que, en su opinión, se ha "normalizado" el consumo, a través de redes sociales, videojuegos y películas, de una cultura machista de sumisión de la mujer que la convierte en un objeto sexualizado. "A las mujeres se les da una educación en la que se les exige ser débiles y sumisas, mientras que los hombres deben ser fuertes y duros. Sigue habiendo un arraigo de estas ideas. Las campañas de igualdad son positivas, pero no van a dar resultados inmediatos", resalta esta especialista. Por esta razón, ambas expertas apelan no solo al ámbito escolar, sino especialmente al familiar, para revertir esta relación. Y ahí, subrayan, es donde debe darse un mayor volumen de trabajo, ya que modificar estas pautas en ese espacio es más complicado.

¿Existen diferencias entre agresor adulto y joven? "No, el comportamiento machista que está en la base de la violencia de género es exactamente igual", dice Camarasa. "La única diferencia es el plazo que transcurre hasta que se produce el primer episodio de agresión física. Mientras en los adultos puede estar entre los ocho meses y un año, en los adolescentes suele darse en el tercer mes", matiza Barroso. La psicóloga madrileña detalla el proceso en que se gesta la conducta violenta hacia la mujer. "La violencia siempre empieza por la vertiente psicológica. Al principio, el comportamiento del agresor es bastante parecido al de un hombre no agresor. Es amable y cariñoso. Pero a partir de ahí empieza a ejercer conductas sutiles de violencia psicológica", siempre bajo la premisa de la desvalorización de la joven y de su sentimiento de culpa. "En la adolescencia todo se complica, porque el agresor puede ser alguien que está muy cerca, en la escuela o en el equipo. Es un chico que puede sacar buenas notas y que es simpático, lo que hace que sea más complicado reconocer la situación. Si hay alguna conducta de coacción psicológica, a la chica le va a resultar más difícil identificarla y va a pensar que la culpa es suya. Por eso decimos que este problema le puede ocurrir a cualquiera", subraya Barroso. Las jóvenes que han sufrido violencia de género sufren graves daños en su autoestima, un aspecto fundamental al que es necesario dar la vuelta, indica Marisa Camarasa. "Es difícil, pero es necesario que la chica vuelva a confiar en sí misma".

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