La autopsia practicada al cadáver de Beatriz Arroyo, la joven de 29 años asesinada en la madrugada del lunes por su pareja, que luego se suicidó arrojándose desde el balcón de su piso en Port Saplaya (Alboraia), ha confirmado que la causa de la muerte fue la asfixia mecánica, tal como adelantó Levante-EMV en su edición digital el lunes por la tarde.

La ausencia de señales evidentes de violencia y determinadas características del cuerpo habían llevado al forense que acudió al lugar del crimen a adelantar que, casi con toda seguridad, la víctima había sido estrangulada.

Sin embargo, ha habido que esperar a la autopsia, practicada ayer por tres forenses en el Instituto de Medicina Legal de València, para confirmar esa sospecha inicial y determinar que la mujer murió asfixiada.

De todos modos, el estudio médico-legal del cuerpo aún no ha concluido, por lo que el informe definitivo al juzgado no podrá ser elaborado hasta que concluyan las pruebas complementarias, entre ellas el examen histopatológico y el de toxicología.

Tal como publicó ayer Levante-EMV, el cuerpo sin vida de Beatriz Arroyo fue encontrado por la Policía Local de Alboraia después de que acudieron a su casa, alertados por la madre de la joven, que se asustó al no saber nada de ella y ver que no respondía a sus llamadas.

Como nadie abría la puerta, los agentes llamaron a los bomberos para que forzasen el acceso. Fue en entonces, al ver que su detención era inminente, cuando el autor del crimen, Viorel Parfene, de 49 años, se arrojó por la ventana y murió.

Condena unánime

Instituciones, políticos, universidades y ciudadanos de la Comunitat Valenciana condenaron ayer en silencio el asesinato de Beatriz, la víctima número mil de la violencia machista en España desde 2003. Así, hubo concentraciones de repulsa ante el Ayuntamiento de Alboraia, ante el Palau de la Generalitat, ante la Delegación del Gobierno y frente al rectorado de la Universitat de València.