La Policía ha desarticulado en varias provincias españolas, entre ellas, València, un grupo delictivo que presuntamente había creado una estructura societaria para blanquear capitales y financiar a las milicias terroristas de Al Qaeda en Siria, donde están integrados varios familiares de los implicados.

Más de 350 agentes han participado en una operación desarrollada en Madrid, València y Toledo en la que han detenido a diez personas, una siria y nueve nacionalizadas españolas, han citado a otros doce investigados -uno de ellos, el dueño de un negocio en València- y han practicado catorce registros, según ha informado el Ministerio del Interior.

Los detenidos gestionaban negocios legales en España, pero ocultaban operaciones ilícitas con las que defraudaban a Hacienda y blanqueaban importantes sumas de dinero. Según Interior, disponían de un entramado de empresas con las que generaban facturas falsas de forma masiva, aunque este era solo uno de los métodos para obtener dinero.

Fuentes de la investigación han precisado a Efe que la estructura empresarial contaba con negocios de alimentación, sanitarios, de transporte de mercancías y de compraventa de vehículos.

Se les vincula con delitos de pertenencia a organización criminal, colaboración con organización terrorista, financiación del terrorismo, blanqueo de capitales, fraude fiscal, falsedad documental y promoción de la inmigración ilegal.

Esa estructura la dirigía un clan familiar, de origen sirio, que había creado un sistema financiero en el que se detraía dinero de cada operación legal y se destinaba la diferencia a una caja b, esto es, reflejaban en la factura un precio menor al real y esa diferencia la guardaban para hacerla llegar a las milicias yihadistas en Siria, principalmente de la región de Idilb, donde los cabecillas de la red tienen vínculos familiares con miembros del grupo terrorista.

De hecho, uno de los arrestados fue detenido en Siria en 2008 y condenado por un atentado, así como por participar en la organización yihadista Fatah el Islam. Tras cumplir condena volvió a España y se reintegró en el negocio familiar.

Para enviar el dinero, usaban diferentes métodos. Desde correos humanos a maletas con dinero oculto que viajaban solas, pasando por remesadoras y, sobre todo, la hawala, un sistema basado en la confianza por el que una red de mediadores entrega la cantidad acordada, que luego recuperará.

Interior añade que, en abril de 2018, activaron una vía de transporte en la ruta Damasco-Hama-Idlib-Turquía y subraya que se trata de un paso al que solo pueden acceder personas con contactos directos en las milicias terroristas. Esas milicias controlan la zona y hacían que los envíos llegasen a su destino.

Pero los detenidos no solo se dedicaban a lavar dinero y enviarlo a Siria, sino que también promovían la inmigración irregular: enviaban cartas de invitación mediante contratos falsos. Más tarde, algunos de esos ciudadanos era enviado como correo humano a Siria para llevar dinero, en pago por haberles traído a Europa.

La Policía enmarca a este grupo dentro de una «macroestructura financiera internacional de naturaleza clandestina» que tiene como objetivos «la grave desestabilización del sistema económico capitalista occidental y el sostenimiento y apoyo a organizaciones terroristas yihadistas a Al Qaeda y afines».

La operación, supervisada por el Juzgado de Instrucción número 6 y la Fiscalía de la Audiencia Nacional, la han desarrollado investigadores de la Comisaría General de Información, en colaboración con la Comisaría General de Extranjería y Fronteras y las brigadas provinciales de Información de València, Madrid y Toledo.