Uno de los jóvenes acusados de estrangular al hombre que los acogió en su finca de Sot de Chera en agosto de 2016, y arrojar su cadáver amordazado a una piscina, quedará en libertad en breve tras ser declarado inocente del delito de asesinato. El jurado popular ha determinado que no hay pruebas suficientes sobre su participación en la muerte de Pedro Pablo Bustos, de 53 años, y lo consideran únicamente culpable del delito de encubrimiento. Así los miembros del jurado han declarado probado que el autor material del asesinato es Andre A. W., de origen brasileño, en base a los mensajes que envió desde su tableta a una amiga en los que se incriminaba directamente.

El Ministerio Fiscal solicitaba una pena de 25 años de prisión para cada uno de los dos procesados, tal y como adelantó en exclusiva Levante-EMV, aunque a raiz del veredicto del jurado la pena para Alexandre F. G. B., de nacionalidad portuguesa, será de un máximo de tres años. Así, a la espera de que la Audiencia Provincial de València dicte sentencia, este acusado, preso desde que fue detenido en Portugal a finales de octubre de 2016, podría quedar en libertad hoy mismo.

Lo que sí ha considerado acreditado el jurado es la circunstancia alevosa del ataque, ya que la víctima no tuvo capacidad alguna de defenderse. De hecho, Andre A. regresó a la finca de Sot de Chera de noche, tres días después de que su anfitrión los echara de casa tras mantener una acalorada discusión, y le golpeó en la cabeza «de forma súbita y sorpresiva». Una vez sin conocimiento le introdujo un trapo en la boca, le colocó cinta aislante, y le apretó el cuello hasta matarlo. La Fiscalía entendía que había pruebas suficientes de la participación de dos personas en la muerte, pero no lo ha considerado así el jurado.

Los dos acusados reconocieron en el juicio haber regresado esa noche a Sot de Chera, pero su relato difería sobre cuál de ellos había entrado en la casa «a hablar» con Pedro Pablo. El procesado absuelto del delito de asesinato alegó en el juicio que estuvo toda la noche en la entrada del municipio esperando a su amigo, y que éste vino horas después con el coche del fallecido y la colección de tebeos de éste, diciéndole que se marcharan rápido a Portugal, pero sin ni siquiera contarle lo que había pasado.

El jurado, pese a declararlo inocente del asesinato, no se ha creído dicha versión de los hechos pues lo declaran culpable de encubrimiento, al haber participado activamente en el intento de deshacerse del cadáver. De hecho, sostienen que ambos acusados arrastraron el cuerpo hasta la piscina y lo arrojaron al agua con una bolsa en la cabeza, atado de pies y manos, junto a una piedra de 30 kilos para que se hundiera en el fondo.

Por suerte no fue así y un grupo de menores, que entró en la finca de forma casual para comprobar qué era eso de «proyecto gay friendly» (término que utilizaba el fallecido), descubrió el cadáver flotando en la piscina. Ello permitió al grupo de Homicidios de la Guardia Civil iniciar las pesquisas para dar con los sospechosos, quienes huyeron tras el crimen.