Una policía nacional de la comisaría de Vila-real ha resultado herida de gravedad al recibir una pedrada cuando participaba en la vigilancia de las labores de destrucción de un importante alijo de marihuana confiscado días antes por agentes de la Policía Nacional en esa ciudad castellonense.

El accidente ocurrió el pasado día 11, sobre las once de la mañana, cuando la agente y otros compañeros participan en la custodia de la destrucción de las tres toneladas de marihuana, decretada por el juez de Vila-real que investiga la incautación de la droga.

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, la Policía Nacional solicitó autorización al juzgado para destruir la marihuana por carecer de un recinto suficientemente grande y seguro como para almacenarla. Dado que el fin de la marihuana es siempre su destrucción, el juez autorizó la misma, una vez que los agentes tomaron las muestras necesarias para continuar con el procedimiento hasta el juicio.

En este caso, la eliminación de la droga se hizo en campo abierto, con la ayuda de maquinaria agrícola, procedimiento que ya ha sido utilizado en otras ocasiones. Mientras uno de los policías velaba por que las balas de marihuana fueran pasando por las aspas arrastradas por el tractor, para asegurarse de su destrucción, otra de las agentes vigilaba a unos 15 metros de distancia.

En un momento determinado, las palas de la maquinaria proyectaron una piedra que impactó en un ojo de la policía. La agente fue inmediatamente evacuada al hospital de La Plana, en Vila-real, aunque, dada la gravedad de las lesiones, fue trasladada a un centro hospitalario de València.

Pérdida de visión

La policía fue intervenida ayer por un equipo de cuatro oftalmólogos. Aunque en un primer momento se temió que perdiese por completo el ojo, tras la intervención de ayer los médicos se muestran optimistas y han anticipado que posiblemente conserve el globo ocular, aunque sí habrá pérdida parcial de la visión.

El protocolo de destrucción de marihuana, controlado por el Plan Nacional sobre Drogas, establece que la sustancias incautadas deben ser incineradas en las únicas dos plantas de tratamiento homologadas, una de ellas sita en Asturias y la otra, en Andalucía. La droga se guarda el tiempo mínimo indispensable en cámaras acorazadas del Ministerio de Sanidad -la de València se encuentra en el recinto portuario- y después se envía a esas dos plantas para quemarla.

Sin embargo, el problema ha surgido en los últimos años al dispararse los decomisos de marihuana, la droga que más abulta, por lo que los depósitos se han quedado a todas luces pequeños. Ese hecho obliga a las fuerzas de seguridad a improvisar soluciones alternativas dada la falta de ampliación de almacenes adecuados por parte de la administración central.