El suicidio del interno marroquí de 25 años en el CIE de Zapadores tardó 19 minutos en ser descubierto por los policías nacionales que estaban en ese momento a cargo de la seguridad en el centro. Es una de las conclusiones que se extraen de la investigación interna abierta por la Jefatura Superior de Policía de València, que ha pedido un informe personalizado de cada agente.

El policía encargado ese día del comedor entró a las 15.28 horas en el dormitorio en el que estaba confinado el joven marroquí después de que hubiera sido uno de los protagonistas de una pelea entre magrebíes y suramericanos el día anterior, en la que de hecho resultó herido.

El resto de internos había terminado de comer poco después de las tres, pero el agente no fue en busca del interno aislado hasta que el resto había concluido su aseo y paso por el baño posterior a la comida. Cuando logró que todos estuviesen de nuevo en sus cuartos, fue en busca del joven. Fue en ese instante cuando vio al chico a los pies de la cama, con la camiseta enrollada en torno al cuello y ya sin vida.

El momento en que el joven se asfixió ha quedado registrado por las cámaras de seguridad, que sitúan el acto en torno a las 15.09, 19 minutos antes de que el funcionario abriese la puerta para llevárselo a comer. La acción completa duró menos de tres minutos, lo que hacía casi imposible evitar la muerte del joven.

Nada más toparse con la escena, el policía trató de reanimarlo y alertó a sus compañeros, que pidieron la presencia del médico del CIE y de una ambulancia urgente a Sanidad. El SAMU se desplazó a Zapadores, pero el equipo médico ya solo pudo confirmar el fallecimiento.

Dos visitas médicas en una hora

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, los policías no tenían ninguna advertencia especial sobre un posible riesgo de suicidio. Fueron ellos quienes solicitaron que fuera visto por el médico asignado de manera permanente al CIE, porque lo vieron «desanimado» a última hora de la mañana. El facultativo lo examinó pasada la una de la tarde del lunes, y no fijó ninguna alerta especial. Eso sí, el compañero que le sustituyó para el turno de la tarde, que comenzó sobre las dos, volvió a visitar al chico en su habitación. Esa consulta se prolongó por espacio de casi media hora.

Cuarenta minutos después, el joven, internado por orden del Juzgado de Instrucción número 2 de Algeciras (Cádiz) tras haber sido detenido tras su reciente llegada a las costas españolas a bordo de una patera, se quitó la vida.

Críticas al sistema de expulsión

La muerte del joven marroquí ha desatado una ola de indignación y exigencia de aclaración del caso liderada por las asociaciones y colectivos que trabajan con migrantes, y secundada por destacados líderes políticos, desde el alcalde de València, Joan Ribó, a la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra. También el partido de ambos, Compromís, se ha sumado a esas exigencias y Unides Podem ha reclamado «una investigación profunda».

València Acoge, por su parte, ha pedido no solo que se aclare con transparencia lo ocurrido, sino que ha vuelto a secundar la petición del colectivo CIE's No del cierre de todos los centros de internamiento de España. En ese sentido, CIE's No convocó ayer una concentración de protesta a las puertas del complejo policial que alberga el centro de internamiento.

Además, València Acoge ha exigido la comparecencia inmediata del delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio, para informar de lo sucedido, así como «medidas de reparación para con la familia».

El juez, que ya ha recibido las grabaciones del circuito de cámaras del CIE, empezó a tomar declaración ayer a los testigos, que aseguraron que el joven fue aislado pese a haber recibido «una gran paliza» y «no haber recibido atención médica», dijeron fuentes de ambos colectivos.