La Guardia Civil ha logrado desarticular una banda de butroneros integrada por cinco hombres de nacionalidad rumana y de entre 20 y 45 años que en los últimos meses logró desvalijar más de una docena de almacenes de latón y otros metales en València, Alicante, Albacete y Murcia. Los investigadores les imputan la sustracción y venta, a través de chatarrerías de València y con la ayuda de un sexto detenido, exdueño de un centro de reciclaje de metal, de varias toneladas de latón y otros metales. De momento, han sido recuperados 3.000 kilos valorados en 35.000 euros.

La investigación, llevada a cabo por agentes del equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Riba-roja y del puesto de Llombai se puso en marcha después de que cometieran un robo en aquel municipio. Los agentes lograron seguirles el rastro e identificarlos, tras lo cual fueron detenidos los cinco supuestos ladrones y el exchatarrero que recogía la mercancía y la vendía en centros de reciclaje de València con los que sabía tratar a la perfección por su experiencia en el sector.

Técnica muy depurada

Los ahora arrestados tenían perfectamente distribuidas las tareas para la comisión de cada robo, que organizaban cuidadosamente. Así, recorrían los polígonos para elegir primero su 'presa'. Buscaban almacenes de metal, principalmente de latón por su buen precio y buena salida en el mercado negro, que estuviesen ubicadas en las afueras de los polígonos y bien comunicadas para garantizar una huida rápida. Una vez determinado el objetivo, lo sometían a vigilancia para poder elaborar un cuadrante con tipo de vigilancia -privada, de Guardia Civil o de Policía Nacional-, así la frecuencia de paso de las patrullas.

Luego, abrían un pequeño butrón para controlar a través del mismo la existencia y ubicación de sensores y cámaras, y, una vez averiguado, entraban, haciendo saltar las alarmas. Esa acción tenía dos objetivos: conocer el tiempo de respuesta de los vigilantes y hacerles creer que había saltado por una anomalía en el sistema de alarmas, ya que para cuando llegaban ellos ya se habían escondido en el doble techo y la nave estaba en aparente normalidad.

Una vez a solas, apilaban la mercancía junto a un segundo butrón más grande y, en apenas unos minutos, la sacaban y cargaban en furgonetas y coches. Cinco de esos vehículos también han sido intervenidos. Las herramientas y otros efectos intervenidos se encuentran en el cuartel de Riba-roja para que puedan ser reconocidos por sus dueños.