La Audiencia de Palma ha impuesto una condena ejemplar para un padre de familia que durante más de una década les estuvo sometiendo a malos tratos físicos y psíquicos, además de agredir sexualmente a sus dos hijos. El acusado, llamado Gabriel Jaume Miralles, de 50 años de edad, ha sido condenado a cumplir 17 años de prisión. El tribunal le declara culpable de tres delitos de maltrato habitual en el ámbito familiar, así como de dos delitos de abuso sexual continuado sobre dos menores.

El acusado, que lleva más de un año en prisión preventiva, no podrá tener contacto con su mujer, ni con sus dos hijos y, además, tendrá que indemnizarles con 40.000 euros.

La sentencia describe el infierno que tuvo que sufrir la familia, como mínimo, en los últimos diez años. El acusado actuaba "con total desprecio para la salud e integridad de su esposa" y a sus dos hijos, ya mayores de edad, los sometió a una situación de dominación absoluta, imponiendo su autoridad y un estado de miedo y espíritu de sumisión que generaban "sus frecuentes actos de violencia"

El tribunal señala que a la mujer la insultó constantemente. Así, la frase más repetida era "puta zorra, hija de puta, no sirves para nada, ni para follar, por un mal polvo lo que tengo que aguantar". El trato con sus hijos no era distintos.

Amenaza con un revólver

Los trataba de inútiles y les decía que no servía para nada, además de menospreciándolos constantemente. Además, el padre intentaba controlar todas las actividades que tenían los niños.

Madre e hijos no solo sufrieron insultos. Su padre también les lanzaba objetos de todo tipo, y los golpeaba con puñetazos y patadas. Sin embargo, las víctimas no acudieron nunca a los centros médicos para comunicar el origen de sus lesiones por el temor que tenían al acusado.

La sentencia de la Audiencia de Palma también describe que el agresor tenía la costumbre de intimidar a sus familiares utilizando cualquier instrumento, como por ejemplo un cuchillo de cocina. En alguna ocasión les amenazó con un revolver de aire comprimido, diciéndoles que les iba a matar. Este clima de violencia hacía que la convivencia fuera insoportable.

Sobre los hijos, la sentencia describe que desde que eran pequeños, en cualquier lugar de la casa, les tocaba los genitales, tanto por dentro como por fuera de la ropa. En una ocasión intentó masturbar a uno de los niños. Le decía: "esto es mío, esto lo he hecho yo y yo tengo derecho a hacerlo".

Esta situación se mantuvo hasta principios del mes de enero del pasado año, que la mujer, apoyada por sus hijos, decidió denunciar al acusado, que desde entonces está en prisión. La familia ha ejercido la acusación a través del abogado Salvador Perera.