Jaouad T., de 30 años y que el año pasado ganó la Media Maratón de Castelló a hizo el mejor tiempo autonómico al entrar en trigésimotercera posición en la Maratón de València Trinidad Alfonso, considerada una de las diez más prestigiosas y rápidas del mundo con más de 25.000 participantes, volvió a ser detenido ayer, nada más salir del jugzado de guardia de València, por la comisión de un hurto.

Es la décimocuarta vez que acaba arrestado desde el pasado 22 de junio, cuando comenzó la extraña escalada que le ha llevado a ser expulsado del club con el que competía, el Playas de Castelló, a vivir en la calle y a robar para sobrevivir en lo que parece cada vez más un desesperado grito de ayuda.

Jaouad, que llegó a España en 2014 procedente de su país, Marruecos, fue tomado como un ejemplo de superación. Entró a vivir en una residencia de su club de atletismo de Castelló y empezó a escalar hacia la élite, obteniendo cada vez mejores resultados, principalmente a lo largo de 2018, con los brillantes registros logrados en las carreras de Castelló y València.

Sin embargo, entre diciembre de 2018 y junio de este año, algo empezó a fallar en la vida de Jaouad. Según su propia versión, le debía cierta cantidad de dinero a «una persona», según relató él mismo en su perfil personal de Facebook nada más publicarse la primera detención por robo.

Hurtos alocados

Según las fuentes consultadas por Levante-EMV, la difusión de su imagen como corredor en medios valencianos pero también en las televisiones privadas estatatales y en decenas de webs, muchas de ellas especializadas en atletismo, han contribuido a su hundimiento: vive en la calle y come lo que va sustrayendo en supermercados, lo que le ha llevado a una pérdida de peso extraordinaria.

Las mismas fuentes han explicado que su primer robo fue tan burdo como arrancar el cajetín del dinero de una caja registradora en unos grandes almacenes de la avenida de Francia, ante la 'mirada' de decenas de cámaras. No le salió bien, así que empezó a tratar de llevarse dispositivos electrónicos y aparatos que pudiera vender con facilidad para saldar la deuda, entre ellos, un robot de cocina que trató de llevarse a la vista de todos de un supermercado alemán. Cada hurto constituía una nueva 'chapuza' y siempre acababa detenido.

Así, hasta en 14 ocasiones en dos meses y medio. La última, ayer mismo, cuando agentes de la Policía Nacional se lo llevaron arrestado por otro hurto cuando salía del juzgado de guardia de València, al que había sido conducido ayer por la mañana por robar comida en un supermercado y tratar de huir a empujones del vigilante, lo que ha convertido su acción en un delito más grave: robo con violencia. Al ver a los agentes, ni siquiera se resistió.

En breve comenzará a celebrarse la sucesión de juicios y es previsible que acabe ne prisión por acumulación de condenas, lo que, si nadie le presta ayuda a tiempo, supondrá el final definitivo a lo que era una brillante carrera deportiva.