Un joven de 22 años de edad, cliente de Bankia, se convirtió ayer en héroe al perseguir, reducir y retener hasta la llegada de la policía a un atracador con antecedentes que asaltó una sucursal de la entidad armado con una pistola, réplica perfecta de un arma real. Gracias a la espontánea acción del chico, de nacionalidad ecuatoriana, el asaltante pudo ser detenido y recuperado el botín: el bolso y la cartera de una pareja de jubilados que estaban en la oficina.

Los hechos sucedieron minutos antes de las diez de la mañana, cuando en la sucursal, ubicada en el número 114 de la calle Sagunt, estaban el chico y el matrimonio, a quien estaban atendiendo en ese momento. El ahora detenido entró pistola en mano anunciando el atraco y, tras amenazar a todos los presentes, exigió al empleado que le entregara todo el dinero disponible en la caja.

Sin embargo, sus expectativas se vieron frustradas, porque el empleado no tenía acceso al dinero. El asaltante, en un ataque de ira, encañonó a la pareja mayor, le arrebató el bolso a la mujer y obligó al marido a entregarle su cartera. Y con esos dos objetos salió a la carrera de la oficina.

El joven no se lo pensó dos veces y echó a correr detrás de él, mientras un testigo llamaba al 112 tras presenciar el atraco. El chico lo persiguió a pesar de que llevaba la pistola y de que llegó a amenazarle con ella.

Durante la persecución, el fugitivo fue lanzando las prendas que vestía para evitar ser reconocido, desde unas gafas de sol a un chubasquero, pasando por la gorra con la que se había cubierto la cabeza, en un intento por negar ser el autor del atraco si finalmente su perseguidor le daba alcance.

Y acertó. El chico lo atrapó a la altura del 67 de la calle Sagunt, cuando apenas había recorrido 200 metros desde la salida del banco. El joven lo derribó, lo redujo sobre el suelo pese a la fuerte resistencia que trató de oponer y lo mantuvo inmovilizado, con ayuda del empleado del banco, que llegó unos minutos después, hasta que arribó el primer coche patrulla de la Policía Nacional.

Los agentes lo esposaron y, tras leerle los derechos, lo trasladaron a la inspección central de detenidos, en el complejo policial de Zapadores, en cuyos calabozos ha quedado ingresado hasta que sea puesto a disposición judicial.

El detenido, de 46 años, tiene antecedentes por hechos similares pero no delinquía desde su salida de prisión, en 2001. Al parecer, su vuelta a los asaltos está relacionada con una fuerte dependencia al consumo de estupefacientes.