Un hombre de 41 años, que ejerce como entrenador de fútbol en equipos infantiles de un municipio de l'Horta Nord, fue detenido el pasado viernes por abusos a un menor de siete años. El ahora arrestado está acusado por otro delito de abusos sexuales, también a menor de edad, cuyo juicio estaba precisamente señalado un día antes de su detención, aunque se suspendió. Agentes del Área de Investigación de la Guardia Civil de Tavernes Blanques arrestaron al sospechoso, identificado como J. M. R., el pasado día 13 de septiembre en un municipio de l'Horta Nord cuyo nombre omite este periódico para preservar el anonimato de las víctimas.

En esta ocasión se le acusa de abusar sexualmente de un menor de siete años en un domicilio de dicha localidad, a quien presuntamente habría realizado tocamientos. Esta misma persona ya fue detenida por la Policía Judicial de la Guardia Civil de Moncada en mayo de 2018 por abusar presuntamente de otro menor, de once años, en un pub de un municipio de l'Horta Nord. El presunto pederasta aprovecha su condición de entrenador de fútbol para ganarse la confianza de los menores, aunque en ambos casos los abusos se habrían producido fuera de este entorno deportivo. El juicio por el caso detectado en mayor de 2018 estaba previsto que se celebrara el 12 de septiembre en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de València. Aunque iba a ser una conformidad, no pudo celebrarse tras no presentarse a la vista el acusado. Respecto al otro juicio el fiscal solicita para él una pena de cuatro años de prisión por un delito de abuso sexual a menor de edad.

El presunto abusador de menores reincidente fue puesto a disposición judicial y el juez de guardia de Moncada acordó su libertad con cargos tras tomarle declaración. Respecto al otro juicio el fiscal solicita para él una pena de cuatro años de prisión por un delito de abuso sexual a menor de edad. Aunque no llegó a presentarse al juicio, que tuvo que ser suspendido, la Sala cuenta con la declaración del menor realizada mediante cámara Gessell como principal prueba incriminatoria. La víctima, que entonces tenía once años, asegura que el acusado, al que conocía de ser el entrenador de un amigo, le pidió que se sentara en sus rodillas y que le realizó tocamientos por debajo del pantalón.