Víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes han avisado a la Iglesia española de que las oficinas para recoger denuncias sobre los delitos sexuales cometidos contra menores no servirán de «nada» si no cuentan con un «control externo» que «vigile y controle» los casos que llegan y los pasos que se dan tras la denuncia. El presidente de Infancia Robada y padre de un joven que sufrió abusos ha rechazado esa fórmula y ha dicho que «la Iglesia debería actuar como una madre y no con trampas, dejadez y desidia absoluta».