La operación contra la considerada la mayor red criminal de la Comunitat Valenciana dedicada al narcotráfico y el blanqueo de capitales se ha saldado finalmente con la detención de 81 personas y la incautación de más de dos millones de euros en metálico -más de la mitad de ellos ocultos en una «habitación del pánico» en el domicilio del cabecilla en Xàbia, dos veleros, un yate y un total de 73 vehículos, muchos de ellos de lujo.

La operación, de la que ya informó Levante-EMV, ha sido desarrollada en colaboración con Europol y las policías de Rumanía, Suecia, Portugal, Gran Bretaña y Colombia. Más de 200 policías han intervenido en el operativo final, desarrollado en Alicante, València, Madrid, Galicia y Barcelona y en el que se han realizado 13 registros y 41 detenciones.

Se considera así neutralizada una de las mayores y mejor asentadas estructuras criminales, investigada por la Policía desde enero de 2018. Además de los dos millones incautados, se han intervenido joyas, piedras preciosas, relojes de lujo y tres armas de fuego. Asimismo, se han localizado inmuebles por valor de 20 millones de euros y se han congelado 800 cuentas corrientes.

Por el momento, a los detenidos se les imputan operaciones de blanqueo por valor de siete millones de euros, pero la operación continúa abierta para analizar la documentación y los ordenadores intervenidos y buscar más indicios y pruebas de la actividad criminal de la red.

Uno de los presuntos cabecillas de esta red de tráfico de drogas y blanqueo que operaba en la zona levantina es un ciudadano sueco de 47 años, muy conocido en su país por su historial criminal. El acusado se encuentra en libertad provisional desde el pasado fin de semana. Un juzgado rechazó acordar su ingreso en prisión sin fianza, como solicitó la Fiscalía. Su puesta en libertad ha causado sorpresa en los investigadores al considerar al sueco Jonas Falk como uno de los principales implicados en la organización, junto con el empresario de Alicante que fue encarcelado el pasado viernes por la noche.

Las investigaciones comenzaron en enero del año pasado, cuando la Policía Nacional tuvo conocimiento de una red criminal asentada en Alicante dedicada al tráfico de sustancias estupefacientes a gran escala y comprobó que, de forma paralela, estaban blanqueando los beneficios de esa actividad con diferentes métodos. Sus principales miembros empleaban medidas de seguridad y carecían de antecedentes policiales por narcotráfico.