Miguel López, único acusado del crimen de su suegra, María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la CAM, Vicente Sala, seacogió ayer a su derecho a no declarar a todas las partes, incluida su defensa, que aseguró que se ha adoptado esta decisión debido al «estado anímico débil» del acusado, que se mostró visiblemente afectado en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Alicante. A López, marido de la hija pequeña de María del Carmen Martínez, se le acusa de ser el autor material de los dos disparos en la cabeza que acabaron con la vida de su suegra el 9 de diciembre de 2016 en el concesionario de coches que él regentaba en Alicante.

En la sesión de ayer declararon dos testigos: el trabajador del lavadero donde ocurrió el crimen y un comercial del taller, que explicaron, a preguntas del fiscal, que el empleado era quien entregaba el coche a la víctima cada vez que lo llevaba pero, en esa ocasión, Miguel López dijo que se lo daría él mismo. El trabajador afirmó no recordar a qué hora estaba el coche lavado y listo para la entrega.

Confirmó que vio llegar a la víctima y que coincidió con Miguel en la puerta de área de recambios, hablaron unos minutos y le preguntó «si se había marchado su suegra». «Me dijo que no lo sabía»: «Nos giramos y buscamos el coche en el aparcamiento y no estaba». Posteriormente, al testigo le pareció ver el coche de la dueña de Novocar en el lavadero con su silueta en su interior, aunque no le extrañó porque no era la primera vez que se quedaba viendo el móvil dentro del coche. El testigo confirmóque llamó a Miguel López y posteriormente al 112 y negó que la víctima tuviera la ropa desgarrada y afirmó que pensó que «le habían atracado o pegado».

Por su parte, el comercial afirmó, a preguntas del fiscal, que cuando se acercó a la zona de recambios a hacer una consulta había dos trabajadores. Confirmó que vio a desconocidos en el lavadero. También negó tener algún problema con la víctima y saber disparar una pistola.

Antes del inicio de los testimonios, el letrado de la acusación particular, que representa a Vicente Sala hijo, presentó sus cuestiones previas y mantuvo que las pruebas demostrarán que Miguel López mató a su suegra «porque la despreciaba y la temía, ya que la vida de lujo de la que disfrutaba el acusado dependía de las decisiones que tomaba su suegra», que poseía el 70 % de las acciones del grupo empresarial familiar. Ha asegurado que su cliente, hijo mayor de la víctima, «no quiere venganza» y por eso exige las mismas penas que el Misterio Fiscal, y que tampoco quiere el dinero del autor del crimen, por lo que renuncia a la indemnización.

Por su parte, el defensor de Miguel López reiteró que hay más de una veintena de indicios que prueban que el acusado es inocente: no se ha encontrado ADN ni en la escena del crimen, ni en la vaina del casquillo de la bala. En el registro de su casa no encontraron ninguna prueba ni en el de Novocar ni en su teléfono. Tampoco tenía pólvora en sus manos y en cuanto al móvil económico, destacó que su matrimonio cuenta con separación de bienes y aseguró que se ha llegado a un acuerdo económico entre los hermanos.