Jesús Tavira, propietario de un desguace próximo a Novocar, achacó ayer en el juicio del caso Sala a «gestiones comerciales» las 232 llamadas que mantuvo con el acusado en los meses anteriores al crimen. El intenso tráfico de llamadas entre el testigo y Miguel López fue recogido por la Policía en el informe del contenido del móvil del único sospechoso por la muerte a tiros de María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala. La víctima fue tiroteada la tarde del 9 de diciembre de 2016 cuando recogía su coche en el establecimiento de automoción que regentaba su yerno, para quien se piden más de 24 años de cárcel. El informe policial fue la última diligencia que se aportó al juzgado y con él, el magistrado cerró la causa para enviarla a juicio sin hacer más pesquisas.

Las 232 llamadas entre Miguel López y Jesús Tavira se produjeron precisamente en los meses en los que la batalla por el control de la empresa de los plásticos, motor económico de la familia Sala, se encontraba en su máximo fragor. Entre los meses de agosto y diciembre de 2016. Tras el asesinato y en los días inmediatamente anteriores, estas llamadas se cortaron de raíz, salvo una registrada el 15 de diciembre (seis días después).

Tavira aseguró ayer en la vista oral que todos los viernes iba a Novocar a comprar vehículos de ocasión para venderlos o bien para el desguace desde hacía 20 años. Por este motivo, dijo, no ve nada anormal en ese volumen de llamadas entre él y Miguel López. «Si llegan a mirar meses anteriores, seguro que les salen más de 2.000», aseveró. Tavira achacó que las llamadas cesaran a que «tras el asesinato a Novocar no iba nadie. No vendían nada».

El informe policial también recogía otra llamada que tuvo Miguel López desde el teléfono del hijo de Tavira a las ocho de la tarde del mismo día del crimen, una hora después de que los empleados de Novocar encontraran a María del Carmen Martínez herida de muerte. Tavira declaró ayer que esa llamada a Miguel fue porque «mi hijo quería alquilar una furgoneta».

Jesús Tavira estuvo en Novocar esa tarde pero antes del asesinato y se vio salpicado por la investigación después de que con sus declaraciones pusiera a la Policía sobre la pista de dos ciudadanos magrebíes que también estaban esa tarde en el establecimiento y cuya implicación quedó totalmente descartada.

Posteriormente las pesquisas desvelaron que conocía a uno de ellos y que ambos habían estado esa misma mañana en su desguace. La Policía le llamó hasta en tres ocasiones a declarar como testigo. Los dos magrebíes están citados a comparecer en este juicio aunque la sala recibió ayer la petición de uno de ellos para testificar por videoconferencia desde Ibiza, donde está ahora residiendo.

Ayer aseguró que conocía a uno de ellos porque ya le «había robado alguna vez en el desguace. Intentaba llevarse baterías», dijo. Y explicó que si no había denunciado estos robos es «porque es una pérdida de tiempo».

Tavira no concretó las horas en las que estuvo en Novocar pero sí que cuando se marchó de allí ya anochecía. El testigo aseguró que al irse, el Porsche Cayenne en el que fue tiroteada María del Carmen Martínez ya estaba estacionado dentro del lavadero y que cuando llegó vio salir al encargado del con una furgoneta. En ese intervalo, ayudó a la empleada de recepción «con lo de los moros» y estuvo esperando a que le dieran la documentación de unos coches.