En marzo de 2016 la explosión de un vehículo en pleno centro de Berlín se cobró la vida de un presunto cabecilla de la mafia turca. Los sospechosos de aquel atentado por el supuesto control del tráfico de drogas en la capital alemana, integrantes de un peligroso grupo liderado por un exmilitar checheno, según las comunicaciones compartidas por la policía del país germano a través del Sistema de Información Schengen (SIS), fueron detenidos meses después en València, donde dicha organización criminal se había asentado para distribuir más de 50 millones de euros en cocaína y marihuana.

Dos presuntos miembros de esta banda organizada, ambos de nacionalidad chechena, y un tercero de origen belga que actuaba supuestamente como testaferro, han sido juzgados esta semana en la Audiencia Provincial de València por narcotráfico y pertenencia a organización criminal. La Fiscalía solicita para cada uno de ellos doce años de prisión. Asimismo, uno de ellos identificado como Oleg D. también se enfrenta a cinco meses y medio más de cárcel por utilizar la documentación de un ciudadano polaco para tratar de engañar a la policía.

Un cuarto acusado, Islam S. S., en exmilitar checheno de 46 años, presunto cabecilla de la organización, se encuentra en paradero desconocido desde que en septiembre de 2016 se emitió una Orden Europea de Detención y Entrega de ámbito internacional.

Agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional, después de realizar seguimientos y escuchas telefónicas de los sospechosos, les intervinieron 313 kilos de cocaína (181 kilos una vez analizada su pureza) y 111 de marihuana en una vivienda de Bétera y una nave industrial de la pedanía valenciana de Benimàmet el 26 de agosto de 2016. La droga estaba oculta en falsos techos y conductos de climatización. asimismo realizaron un tercer registro en un apartahotel de la calle Dels Gascons, en pleno centro de València, que la organización criminal había alquilado para tres meses como centro de operaciones.

Los dos acusados de origen checheno, defendidos por el letrado Juan Carlos Navarro, alegaron durante el juicio que se encontraban de vacaciones en València y que no tienen nada que ver con la droga. Por su parte, el tercer procesado, un ciudadano belga de 39 años, quien figuraba en los papeles como la persona que había arrendado los inmuebles donde fueron halladas las sustancias estupefacientes, admitió que conocía a Islam S. S. -presunto cabecilla- por ser cliente de un bar que regentaba en Bélgica y que éste le extorsionó para que su nombre apareciera en los contratos de alquiler. Según su versión, le iba a pagar mil euros que nunca recibió.

Grandes medidas de seguridad

Los responsables de la policía que llevaron la investigación relataron en la vista oral, en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de València, cómo los sospechosos se desplazaban en vehículos de alta gama guardando grandes medidas de seguridad para eludir el posible seguimiento policial. Asimismo, los miembros de esta organización operaban en células estancas, de no más de dos personas, lo que les permitía pasar más desapercibidos.

Fruto de las escuchas se les relacionó también con un ciudadano serbio pillado en La Junquera con 24.000 euros en metálico. Además, gracias al intercambio de información con las policías de Alemania y Bélgica, se confirmó que Issa G. D. e Islam S. S. contaban con numerosos antecedentes y habían sido relacionados con el asesinato de un presunto narco rival tras provocar la explosión en el que circulaba en pleno centro de Berlín. «Colocaron un coche bomba como represalia después de que los 'turcos' mandaran a un colombiano a asesinar al cabecilla ruso», explicó el instructor del caso para poner en antecedentes a la Sala sobre las actividades violentas de esta peligrosa organización criminal.

La cocaína incautada a esta banda, que se estaba asentando en València, hubiera alcanzado en el mercado un valor superior a los 58 millones de euros vendida en dosis, de ahí que la Fiscalía solicite también multas millonarias.