El yerno y único acusado del crimen a tiros de la viuda del expresidente de Caja Mediterráneo (CAM) Vicente Sala, Miguel López, evitó acogerse ayer a su derecho a la última palabra al término del juicio en el que su defensa pidió su absolución por falta de pruebas «directas». Los miembros del jurado han sido citados hoy a las 11 horas para recibir de la magistrada que preside el juicio, Francisca Bru, las preguntas que formarán parte del 'objeto del veredicto' para, en un plazo de 48 horas prorrogable dos veces, determinar si López es culpable o no culpable.

Habrá culpabilidad con posibilidad de hasta 24 años de cárcel si así lo deciden, al menos, siete de los nueve miembros del jurado y quedará exonerado de cargos si cuenta con cinco votos, según la Ley del Jurado. «Nada, muchas gracias» contestó López al ser preguntado por la magistrada si quería hacer uso de su derecho a la última palabra antes del veredicto, por lo que el único acusado terminó el juicio sin hacer declaración alguna, ni siquiera a su abogado, Javier Sánchez-Vera.

Ocurrió al término de una maratoniana sesión de casi ocho horas en la que las acusaciones de la fiscalía y la particular y su defensa han presentado sus conclusiones finales en la decimoséptima y última sesión ante las seis mujeres y tres hombres del jurado popular de la Audiencia Provincial de Alicante.

«No hay pruebas directas»

Previamente y durante dos horas y media, su letrado trató de desmontar las tesis de las acusaciones con el argumento de que no hay pruebas directas ni siquiera indicios contra su defendido sino que en las últimas semanas se ha demostrado una investigación policial «equivocada». Sánchez-Vera afirmó que «cuando equivocas la investigación desde el principio no puede salir nada bien» y añadió que su defendido, Miguel López, era «de los que mejor se llevaba con María del Carmen (Martínez), aunque se diga lo contrario».

Insistió además en que la investigación policial no ha sido «correcta» porque ha «sustituido la prueba científica por suposiciones», lo que conduce a «errores judiciales clarísimos» en caso de que su defendido resultara considerado culpable. Durante el juicio se reflejaron las disputas familiares por el control de las empresas, valoradas en unos 120 millones de euros, que se traducían en dos bandos, uno formado por la víctima y su hijo primogénito (y acusación particular), Vicente Sala Martínez, y otro por las tres hermanas, incluida la esposa del acusado, María Fuensanta 'Fany'.

El fiscal José Llor pidió la condena de López por ejecutar un crimen «horrendo» motivado por «poder y de dinero», y defendió la validez de las «las pruebas no directas sino de indicios» que concluyen que el acusado, «que había vivido a la sombra de la víctima y su marido hasta el punto de que le habían dado trabajo», fue el autor material de los disparos. María del Carmen Martínez falleció tras recibir dos disparos el 9 de diciembre de 2016 en el concesionario Novocar, de su propiedad y regentado por López, casado con su hija más pequeña, María Fuensanta 'Fany'.