El depredador sexual acusado de violar y abusar de al menos siete menores de entre ocho y quince años a los que captaba en una congregación religiosa del Camp de Morvedre estaba preparado e instruido antes de ser detenido por agentes de la UFAM de la Policía Nacional de Sagunt en su domicilio de Vielha. Así lo demuestra un escrito encontrado en la casa donde tenía anotadas las posibles preguntas y cómo debía responder en caso de ser detenido, tanto ante la policía como ante el juez. De hecho, cuando los agentes lo arrestaron no se mostró sorprendido por los graves cargos que pesaban sobre él, sino que estuvo en todo momento impasible, como haría cualquier psicópata.

Asimismo, esto explicaría que tras el análisis del contenido de los discos duros y ordenadores hallados en la casa no se encontrara ni un solo archivo con pornografía infantil o fotografías con las víctimas, ya que tuvo tiempo de sobra para proceder a su borrado. Es más, los investigadores de la UFAM que destaparon el caso en 2017 y que lograron identificar hasta siete víctimas, aunque tienen claras sospechas de que había más que no se atrevieron a denunciar, remarcaron ayer en el juicio celebrado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de València que les llamó la atención que el acusado no tuviera ni una sola foto; ni de sus viajes, ni de los encuentros de la congregación - de la que fue expulsado al tener sospechas de los abusos.

Los agentes también relataron que tras tomar declaración a las diferentes víctimas, menores de edad cuando se cometieron los hechos, se comprobó que «se repetía el mismo patrón de conducta». Los niños, a los que el acusado calificó de «colegas» en su declaración, donde negó cualquier contacto sexual con ellos, eran engatusados por el procesado, quien se acercaba a ellos como educador.

Una vez ganada su confianza poco a poco empezaba a abusar de ellos con tocamientos, donde relatan que se quedaban paralizados, dando paso después a agresiones sexuales, en las que se ponía agresivo si se negaban. Conforme se iban haciendo mayores y decidían poner fin a los abusos, o eran más incontrolables, buscaba nuevas víctimas. La Fiscalía solicita para él 111 años de prisión.