Treinta y veintiocho años de prisión. Esas son las respectivas penas de cárcel solicitadas por la Fiscalía para la conocida como «viuda negra» de Alicante, María Concepción M.V., y para Francisco P. O., su «cuidador», por el asesinato del marido de Conchi dos semanas después de que se casaran en Sax en el verano de 2018. La acusación pública reclama además la medida de libertad vigilada durante cinco años cuando salgan de prisión y que los dos acusados indemnicen con 50.000 euros a cada uno de los tres hijos de la víctima, José Luis Sánchez, de 69 años.

Para la Fiscalía el crimen perpetrado en la Albufereta la noche del 20 de agosto de 2018 es claramente un delito de asesinato en el que, en el caso de Conchi, se le debe aumentar la pena al concurrir las circunstancias agravantes de parentesco, ensañamiento y aprovechamiento de las circunstancias de lugar y tiempo. Las mismas agravantes le aplica al «cuidador» excepto la de parentesco.

El escrito de conclusiones provisionales del Ministerio Público ya ha sido remitido al juzgado de Instrucción número 5 y ahora será la acusación particular, ejercida por los hijos de la víctima, quien formule su petición de condena. Las defensas calificarán los hechos con posterioridad y la causa se remitirá a la Audiencia para celebrar el juicio con un jurado popular.

De acuerdo al relato de los hechos recogido en el escrito de acusación de la Fiscalía, el asesinato tuvo lugar en un aparcamiento de tierra situado en la calle Sol Naciente de Alicante, en las inmediaciones del Hotel Albahía, en la Albufereta. La ahora conocida como «viuda negra», que se había casado el 4 de agosto de 2018 con la víctima, se encontraba en dicho aparcamiento con su «cuidador» sobre las diez de la noche del 22 de agosto con el objetivo de ejecutar su macabro plan.

Los dos acusados se pusieron de acuerdo y concertaron una cita con el marido de Conchi con «el ánimo último de acabar esa noche con su vida», sostiene la acusación pública.

La acusada «se movía desde hacía meses en una silla de ruedas, fingiendo una inmovilidad que realmente no padecía», según el fiscal. Por su parte, el acusado Francisco P.O. tenía una «íntima amistad» con Conchi y por esos estrechos vínculos «actuaba desde hacía tiempo como su cuidador».

Para facilitar la ejecución del crimen y evitar que les vieran, los acusados llevaban «ropas oscuras y gorras en la cabeza y también guantes de goma de los usados por los electricistas». La excusa que dieron los acusados para justificar sus vestimentas fue que habían quedado en esta zona de la Albufereta con la víctima porque iban a echar unas flores en el lugar donde se esparcieron las cenizas de una hija fallecida de Conchi y debían saltar una valla y no querían ser vistos.

Evitar que pidiera auxilio

El escenario del crimen es una zona frente al mar por la que no pasan muchos vehículos y personas a esa hora de la noche y los acusados lo sabían. Según el fiscal, los procesados citaron allí a la víctima para obtener «mayores ventajas y facilidad para la ejecución de su plan», así como para evitar que José Luis «pudiese pedir auxilio, dificultando así sus posibilidades de defensa».

La víctima llegó al aparcamiento de tierra en la furgoneta de un amigo y sobre las 22.05 horas los acusados se abalanzaron sobre José Luis con el propósito de matarle, «causando una evidente desproporción entre su capacidad agresiva y la de defensa de su víctima». Fue un ataque sorpresivo en el que aprovecharon la «evidente confianza» que José Luis tenía en su esposa y en el íntimo amigo de ella. Ello impidió «cualquier posibilidad de defensa» y la sorpresa se acrecentó por el hecho de que Conchi «abandonase para esta acción la silla de ruedas que siempre utilizaba».

A empujones llevaron a la víctima hasta una zona del aparcamiento donde le tiraron al suelo entre dos coches y ambos le agredieron con destornilladores y se los «clavaron repetidamente a José Luis hasta causarle la muerte», sostiene la Fiscalía.

La autopsia señala que la causa de la muerte fue un shock hemorrágico «por la sección vascular (yugular y carótida interna izquierdas) por arma blanca».

El informe forense recoge más de 20 heridas incisas o punzantes, pero la cuchillada que la afectó a la yugular y carótida fue la mortal. Para la Fiscalía, con la reiteración de los ataques a José Luis, «de forma consciente y voluntaria, le causaron un dolor y un sufrimiento que en modo alguno eran necesarios para conseguir el fin último que perseguían de causarle la muerte».