Tras cometer el asesinato, Salva se cambió de ropa, la tiró a un contenedor y se deshizo del cuchillo en un pozo de su chalé familiar en Riba-roja. Luego, sobre las 13.30 horas, «antes de que fuera descubierto el cadáver», matiza el fiscal, ambos se reunieron «por espacio de más de una hora» en casa de la hermana de Maje, vacía en ese momento.

Allí, «el acusado le relató los detalles de la acción homicida». Mientras escuchaba ese relato escalofriante, «la acusada envió mensajes de texto por Telegram» a otro de sus amantes «proponiéndole relaciones sexuales para esa noche», agrega el fiscal, desnudando la personalidad de Maje.