La Guardia Civil teme que el sospechoso de la desaparición de Marta Calvo, la joven de 25 años natural de Estivella, que lleva 21 días en paradero desconocido tras quedar con ese hombre en la casa de él, en Manuel (Ribera Alta), ha podido abandonar el país, ya que contó con varios días de ventaja antes de que fuera señalado como presunto responsable de lo que le haya sucedido a la chica.

De momento, ya han rastreado, sin resultado, las vías de huida de España convencionales, aunque una de las posibilidades que se manejan es que haya recibido ayuda de algún conocido que le haya prestado un vehículo o le haya trasladado fuera del país, pero dentro de la Unión Europea. Cuando escapó, aún no se había convertido en sospechoso, por lo que pudo utilizar su documentación sin levantar sospechas.

Tal como adelantó ayer Levante-EMV, el sospechoso, de nacionalidad colombiana y 35 años de edad, tiene antecedentes por tráfico de drogas -importación y distribución de cocaína- y cumplió condena por ello. En marzo pasado, alquiló la casa ubicada en el número 9 de la calle Sant Joan Bautista de Manuel a nombre de su madre, y desde entonces había pagado regularmente la renta acordada -250 euros-.

Precisamente esa casa se convirtió durante todo el día de ayer en objetivo principal del Equipo Central de Inspecciones Oculares (ECIO) de la Guardia Civil, que, junto con agentes del laboratorio de Criminalística de València, iniciaron un minucioso 'peinado' de la vivienda.

El objetivo, encontrar cualquier evidencia científica que relacione al fugado con Marta Calvo, la chica desaparecida en Manuel, y tratar de aislar alguna muestra, biológica o de otro tipo, que indique qué le sucedió a la chica en la madrugada del 7 de noviembre pasado. De momento, no ha trascendido el resultado de esa inspección, que continuará a lo largo de hoy y que incluirá levantado de suelos, zócalos y otros elementos estructurales, ya que la superficie visible había sido intensamente limpiada por el fugitivo con productos abrasivos que pueden degradar los posibles restos biológicos.

El mismo proceso ha sido empleado en la inspección del vehículo del sospechoso, un Volkswagen passat ranchera de color oscuro, que agentes de Homicidios de la Guardia Civil localizaron a finales de la semana pasada, justo cuando estaba siendo desguazado en una nave de un municipio de València, tal como adelantó ayer en exclusiva este periódico.

Los agentes llegaron justo a tiempo, ya que el coche estaba en manos de un conocido del fugado, a quien se lo había entregado apenas dos días después de la desaparición de Marta Calvo, la chica desaparecida en Manuel, con el encargo de que lo desguazara y lo hiciera desaparecer.

Escenario «duro»

Precisamente el hecho de que el fugitivo pidiese a su amigo que se deshiciese del coche ha llevado a los investigadores -el equipo está integrado por el grupo de Homicidios de València y el de la UCO, comandado por el capitán de este último- a situarse en lo que el delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio, denominó ayer «un escenario duro».

Se trata de la conclusión más lógica a partir de las circunstancias que rodean la desaparición de Marta Calvo. Como ha venido publicando Levante-EMV, la chica quedó con el ahora fugado tras establecer contacto a través de internet y a las 5.55 horas del 7 de noviembre envió a su madre un wasap con su ubicación, algo que habían acordado entre ellas, como medida de seguridad, cuando Marta Calvo tenía una cita. Ese mismo día, pero horas más tarde, la madre fue a casa de la joven, en València, alarmada porque no sabía nada de ella, el teléfono estaba apagado y no había más conexiones después de la que empleó para enviarle la geolocalización.

En la vivienda no había ninguna señal de lucha ni evidencias de su regreso tras la cita, así que la madre se desplazó, en unión de un amigo, hasta la calle de Manuel donde ese último mensaje con localizador situaba a Marta Calvo Burón. Los vecinos, incluido el ahora huido, negaron haber visto a la joven.

Después de eso, el sospechoso puso tierra de por medio y la madre acudió a una comisaría de València para denunciar la desaparición de Marta Calvo Burón. La Policía Nacional, al comprobar que los hechos se habían producido en demarcación de la Guardia Civil, traspasó el asunto al instituto armado, como establece el protocolo, y a partir de ahí la investigación recayó en el grupo de Homicidios de la Comandancia de València.

A partir de ese momento, no ha habido ni una noticia esperanzadora: sin rastro de ella desde esa última conexión, con el sospechoso huido, la casa limpiada en profundidad con la clara intención de hacer desaparecer cualquier rastro de lo que fuese que haya sucedido allí y el coche entregado para su destrucción, con esa misma intención, todo apunta en la dirección señalada ayer por el delegado del Gobierno.

Así, decenas de guardias civiles volvieron a inspeccionar ayer los pozos y simas existentes en el cerro próximo a la calle y la casa donde vivía el fugitivo y donde se produjo a desaparición de la chica, rastreos que continuarán a lo largo de hoy.