Con apenas cuatro meses de vida los facultativos del Hospital de Manises detectaron que la bebé presentaba una fractura en el fémur derecho, hematomas en la frente y una hemorragia retiniana. En aquel momento, julio de 2016, el informe médico no contempló que se tratara de un posible maltrato. No obstante, tras un seguimiento del caso por parte de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, se comprobó que las lesiones persistían y se apreció una falta de cuidado y atención por parte de sus progenitores.

Los padres de la niña, que fue declarada en desamparo y se encuentra ahora con una familia de acogida, se enfrentan a trece años de prisión por dos delitos de lesiones y uno de malos tratos habituales en el ámbito familiar, según la petición del Ministerio Fiscal. Ambos acusados, de 32 años y vecinos de Paterna, negaron en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal 17 de València haber maltratado a la bebé. De hecho, argumentaron que tienen otros dos hijos, de uno y tres años, y «estamos haciendo todo lo humanamente posible para poder recuperar a la niña que nos arrebataron los servicios sociales».

Una vecina alertó a la Policía de los malos tratos

El presunto caso de malos tratos se destapó a finales de julio de 2016 cuando una vecina de la pareja alertó a la Policía de que escuchaba a menudo los gritos e insultos de los padres hacia la bebé. Según recoge el escrito del fiscal, los progenitores, «lejos de satisfacer las necesidades básicas de atención y cuidado que la menor requería y cansados de sus lloros nocturnos», la trataban de malos modos llegando a zarandearla y a pegarle si la niña no se calmaba.

En un primer momento el informe médico no apreció malos tratos y los servicios sociales de Paterna determinaron que «no se disponía de la información suficiente para optar por una medida de protección». Pese a ello se estableció realizar un seguimiento del caso y se tramitó la asistencia de la bebé a una escuela infantil, «recurso que favorecería las habilidades de crianza» de la familia.

En septiembre de ese mismo año el centro escolar «detectó de nuevo signos de que la conducta de los progenitores no facilitaba el desarrollo y cuidado necesario de la niña, al presentar falta de higiene y alimentación inadecuada». Además la acusación sostiene que se le administraban diariamente sedantes para que dejara dormir a la madre. De igual modo, la bebé tenía «mirada triste y ausencia de sonrisa», así como arañazos y hematomas en varias partes del cuerpo. En el Hospital de Manises se le diagnosticó retraso psicomotor y una nueva fractura, esta vez en el fémur izquierdo.

Ambos progenitores insistieron en el juicio en que jamás zarandearon a su hija y atribuyeron las lesiones en las piernas a una enfermedad en los huesos. Respecto al hematoma en la frente alegaron que eran las marcas de ponerle «una diadema de los chinos». La Fiscalía por su parte «descarta que las fracturas óseas sean accidentales en una bebé que no deambula».