Un hombre de 73 años, vecino de Catarroja, reconoció ayer, en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de València, que intentó matar de un disparo -que no llegó a producirse por un fallo en el montaje del cargador- a otro en la terraza de un bar de Albal en septiembre de 2018 porque éste le había quemado su autocaravana. El acusado de un delito de homicidio en grado de tentativa aceptó una pena de cuatro años de prisión y siete de internamiento que finalmente cumplirá en un centro de tratamiento adecuado al trastorno delirante que padece.

Según los hechos probados, «con el propósito de causarle la muerte se llevó la mano hacia la parte trasera de la cintura, sacó una pistola semiautomática del calibre 22 y, tras montarla, le apuntó al pecho, desde una distancia aproximada de 30 centímetros, y apretó el gatillo». Por fortuna para la víctima, a la que el acusado consideraba responsable del incendio de su autocaravana, el disparo no se produjo «porque no realizó correctamente la maniobra de montar el arma, por no introducir correctamente el cargador o bien por fallos mecánicos en la misma».

Tras el disparo fallido la víctima se revolvió y tras darle un manotazo en el brazo con el que empuñaba el arma, ésta cayó al suelo, desprendiéndose el cargador, que contenía seis cartuchos. Agentes de la Policía Local de Albal lo arrestaron evitando que consumara su crimen. El acusado incluso manifestó que le dejaran ir a su casa, donde tenía una escopeta, «que con esa arma no fallaría».

La letrada Lorena Zanón logró un acuerdo de conformidad por el que su cliente no deberá ingresar en prisión sino cumplir siete años de internamiento en un centro adecuado a su enfermedad al aplicarle una eximente incompleta de anomalía o alteración psíquica.