Agentes de la Guardia Civil de Homicidios y de Criminalística han regresado esta mañana a la casa de Manuel donde supuestamente se produjo el crimen de Marta Calvopara repetir la inspección ocular con las indicaciones del detenido por su muerte, Jorge Ignacio P. J., que ha llegado a primera hora de hoy al domicilio, fuertemente escoltado, para participar en esta nueva revisión del escenario del crimen.

La diligencia, acordada por la jueza de Instrucción número 6 de Alzira a propuesta de los investigadores, tiene por objeto volver a inspeccionar de arriba abajo la vivienda del número 9 de la calle Sant Joan Bautista de Manuel para verificar la versión del encausado, Jorge Ignacio P. J., quien aseguró en su confesión de cinco horas ante la Guardia Civil en Carcaixent, horas después de entregarse, que había descuartizado a Marta Calvo en la bañera del cuarto de baño de la casa.

El acusado, que ha sido trasladado desde el centro penitenciario de Picassent hasta Manuel en un coche camuflado de la Guardia Civil, estará acompañado durante la entrada y registro de la casa por su abogado defensor, el letrado Óscar Fernández. Está previsto que la diligencia se prolongue por espacio de varias horas, ya que los investigadores intentarán enfrentar al acusado con las contradicciones de su versión sobre lo que sucedió en la casa aquella madrugada y en la mañana siguiente, y con las incoherencias sobre qué hizo con el cuerpo de Marta Calvo, ya que, a partir de las explicaciones que ha dado hasta ahora, es obvio que no ha sido posible localizar el cadáver.

Los especialistas del Equipo Central de Inspecciones Oculares (ECIO) de la Guardia Civil se emplearon a fondo, durante cuatro días, revisando en profundidad el domicilio, con todo tipo de luces forenses, y tomaron abundantes cientos de muestras. Una vez finalizada esa minuciosa inspección técnico-policial, trasladaron las posibles evidencias al laboratorio central de criminalística de la Guardia Civil, en Madrid, y durante las siguientes dos semanas han estado analizándolas. Los resultados han sido claros. Tal como publicó ayer Levante-EMV, no encontraron ni un solo resto orgánico, algo, en apariencia, poco compatible con el descuartizamiento de un cuerpo humano en un espacio tan reducido.

El tiquet de compra de la sierra

La inspección se realizó en la semana previa a que Jorge Ignacio P. J. se entregase, por lo que los investigadores aún no contaban con el dato del desmembramiento. Una vez conocido ese hecho, que los investigadores dan en principio por cierto -han encontrado los tiques de compra del serrucho y de las bolsas de basura de 100 litros de capacidad-, aún les resultó más sorprendente que no apareciese ni un solo vestigio biológico.

Por esa razón, y a partir de los productos químicos que compró -esencialmente amoniaco y desatascador-, los agentes han pedido a la jueza volver a la casa de Manuel y repetir la toma de muestras para procesarlas de un modo distinto que permita encontrar restos orgánicos que hubiesen podido ser degradados -o eliminados- con las sustancias que utilizó el presunto asesino, lo que podría haber hecho que pasasen desapercibidos en esa primera revisión. Las muestras, además, serán tomadas con Pedro Ignacio P. J. delante y procurando que responda a las preguntas para que vaya explicando sobre la marcha qué ocurrió entre esas paredes el pasado 7 de noviembre.

Los especialistas en criminalística del ECIO, apoyados por los agentes de Homicidios de València y de la UCO, pondrán especial énfasis en el cuarto de aseo y en la bañera, lugar en el que Jorge P. J. afirmó haber desmembrado el cuerpo. Si en esta segunda revisión continúa sin aparecer un solo resto orgánico, incluyendo nuevas muestras que puedan tomarse a partir de esas posibles explicaciones de última hora del presunto homicida, todo apuntará a que cuanto ha dicho hasta ahora es mentira.