Apenas seis días después de descuartizar presuntamente a Marta Calvo y deshacerse de sus restos en dos contenedores de basura, según la versión que ha mantenido desde un primer momento su presunto homicida, Jorge Ignacio P. J. escribió una carta en la que trata de expiar sus culpas insistiendo en que la muerte de la joven se debió a «un accidente». Pese a que su intención con este escrito es la de presentarse como alguien asustado y temeroso que no sabía qué hacer, tras supuestamente «darse cuenta» de la muerte de la chica de 25 años, Marta Calvo, el texto, de su puño y letra y en el que se expresa con corrección, está plagado de pequeños matices que describen su personalidad, más próxima a la figura de un psicópata que a la de alguien que, como él alega, «se dejó llevar» preso del «pánico».

Antes de entregarse, con tiempo para elaborar a conciencia dicha misiva, e incluso mucho antes de que se supiera de la existencia de otros casos, como su relación en la muerte de dos prostitutas en similares circunstancias en València por una supuesta reacción adversa a las drogas, el presunto homicida niega en esa carta que sea un «monstruo asesino de mujeres» -en plural, cuando únicamente está hablando de la supuesta «muerte accidental» de Marta Calvo y no se tiene conocimiento aún de ninguna de las otras víctimas-, ya que la misiva está fechada 21 días antes de entregarse.

Las pesquisas de la Guardia Civil y de la Policía Nacional han permitido relacionar al narco colombiano, de 37 años, con las muertes de Arliene Ramos, una brasileña de 32 años fallecida el pasado 3 de abril tras sufrir una intoxicación con cocaína y metanfetamina en una casa de citas nueve días antes, así como con el fallecimiento el 15 de junio por causas similares de Lady Marcela Vargas, de 26 años y origen colombiano. Igualmente se está revisando un cuarto caso (contando el de Marta Calvo) de una brasileña de 25 años muerta en febrero de 2015, también en València y por una supuesta reacción adversa al consumo de cocaína.

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El presunto asesino de Marta, en el escenario del crimen

La carta, de la que ha tenido conocimiento Levante-EMV, está fechada el 13 de noviembre, día en el que la madre del presunto homicida en serie tuvo contacto telefónico por última vez con su hijo antes de que éste desapareciera para ocultarse en montes y casas de campo, hasta que en la madrugada del pasado 4 de diciembre se entregara en el cuartel de la Guardia Civil de Carcaixent, una vez preparada su estrategia de defensa y tras haber eliminado cualquier posible vestigio de su presunto crimen.

Tras entregarse a los agentes y confesar que había descuartizado a Marta Calvo, desaparecida el 7 de noviembre en la casa que tenía alquilada en Manuel, aunque sin reconocer en ningún momento su asesinato, el detenido entregó la nota manuscrita a la Guardia Civil.

Entre los muchos motivos que esgrime la jueza de Instrucción número seis de Alzira para mantener la prisión provisional del acusado de la muerte de Marta Calvo de un delito de homicidio son precisamente las incoherencias que se desprenden de esta carta, fechada antes de que se supiera de otras muertes con las que podría estar relacionado, pero en la que hace referencia al término «asesino de mujeres».

Según esgrime en su escrito, tras estar varias horas de fiesta con Marta Calvo en su casa de Manuel, la joven le dijo que se sentía mal y tras darse una ducha se fueron a dormir. A la mañana siguiente, siempre según su versión, se percató de que la chica estaba muerta y pensó, dice, «en quitarse la vida junto a ella». «Me caía muy bien», apunta -es la única referencia a la víctima en todo el manuscrito- lo que hace ver la ausencia de empatía con la fallecida, un rasgo característico de los psicópatas. Hasta el final de su escrito, y como si lo hubiera añadido a última hora aconsejado por alguien, no pide «perdón a la madre de la chica».

El presunto homicida razona perfectamente el motivo por el cual desmembró el cadáver de su víctima con una sierra, para poder sacarlo de la casa «sin llamar la atención», y cómo arrojó sus restos en sendos contenedores de Alzira y Silla.

La relación del presunto asesino de Marta Calvo con su madre

Asimismo, llama la atención la relación tan estrecha que mantiene con su madre, a la que trata de exculpar en todo momento de que tuviera cualquier conocimiento de lo ocurrido, negando haberla llevado a la casa de Manuel el fin de semana en el que ésta acudió desde Mallorca para celebrar el cumpleaños de su hijo. De hecho, la mayor preocupación de Jorge P. J. es la «humillación» a la que pueda exponer a su madre con sus acciones.

Es más, el presunto homicida deja bien claro que su madre es «lo más hermoso» que ha tenido y lamenta una y otra vez haberla defraudado. «Ojalá le hubiera hecho siempre caso», afirma en su escrito, del que se desprende que busca la aprobación de su madre, a la que pide perdón, calificándose a sí mismo de «ignorante y estúpido», algo que por sus lúcidos razonamientos dista mucho de ser así.

De igual modo en el manuscrito también se aprecia ese lado creyente y religioso, que ya apuntó su madre a los investigadores, al apelar el presunto homicida a la «Justicia Divina». Además de las aficiones que Jorge mostraba en sus redes sociales, donde se presenta como un deportista y sociable, lo cierto es que la persona que mejor lo conoce, su madre, le describe como «solitario e introvertido», y a quien le gusta leer libros sobre el más allá y la reencarnación. Estas creencias a las que hacía referencia su progenitora tras ser interrogada por la Guardia Civil, también quedan patentes en el manuscrito, donde afirma que su aspiración es poder hacer feliz a su madre «en otra vida».

Todos estos aspectos de la psicología del presunto autor de la muerte de Marta Calvo tendrán que ser analizados por los expertos en psiquiatría forense del Instituto de Medicina Legal de València para determinar si estamos ante posible asesino en serie con rasgos psicopáticos.