Miguel CM se suicidó de un tiro ayer en l'Alcora después de atacar a su exmujer, Olga, con un cuchillo. Él la abordó en el garaje de la finca donde ella reside, un piso de la calle Martinet donde la pareja convivía antes de la ruptura. El agresor la esperaba allí y la atacó con un cuchillo, provocándole un corte en el cuello y otro en la cara.

Pese a que las lesiones no revestían en principio gravedad, la mujer, de unos 50 años, fue trasladada al Hospital General, donde al cierre de esta edición continuaban examinándola. La víctima presentaba una herida de unos 20 centímetros y el otorrino debía emitir un informe para decidir sobre su ingreso, --con independencia de otro tipo de valoraciones psicológicas--. Tras la agresión en el sótano, ella logró escapar y en el ascensor se encontró de frente con un vecino. El testigo vio que la mujer sangraba y huía y trató de prestarle su ayuda en un momento de máxima tensión.

Ambos abandonaron la finca y entraron en la carnicería Jesús y Mari para pedir auxilio y un vecino avisó a la Policía Local. Mientras llegaban efectivos municipales y guardias civiles, Miguel CM abandonó el edificio del ataque machista y recorrió los 40 metros que lo separan de la finca donde reside la anciana madre del agresor, una mujer de unos 80 años que se encuentra impedida. Al parecer, nada más llegar al domicilio sitio en el número 2 de la calle Vinyals se pegó un tiro en la cabeza y falleció en el acto.

Despliegue policial

La zona se llenó rápidamente de guardias civiles, procedentes de varios acuartelamientos, que comenzaron a custodiar los dos portales, recogiendo pruebas y testimonios. Policía Judicial, patrullas de l'Alcora y Benicàssim y efectivos de la UCESIC rodeaban la zona.

Al parecer, la pareja llevaba separada casi dos años y tiene dos hijos (un varón y una mujer). Aunque son originarios de Córdoba, llevaban varios años residiendo en l'Alcora, donde estaban plenamente integrados. Según sus vecinos, él había trabajado como camionero durante bastante tiempo, pero ahora padecía depresión porque, supuestamente, se había quedado sin empleo.

A ella la describieron como una mujer muy trabajadora. Mientras los agentes desplazados al lugar trabajaban y numerosos vecinos permanecían en la calle, comenzaron a llegar amigos y familiares. Los de ella optaron por acompañarla al hospital y los de él se lamentaban por lo ocurrido. Entre gritos y lágrimas de dolor, una mujer comenzó a insultar al varón, diciendo que era un monstruo. Al filo de las 23.00 horas se procedió al levantamiento del cadáver.