Tenía la clara intencionalidad de matar a una vecina de Castellar y ni siquiera su detención, tras ser sorprendido cuando trataba de escalar a la vivienda de su víctima, portando una bolsa con una pistola detonadora, una mancuerna metálica y un pasamontañas, evitó que nada más ser puesto en libertad apenas unas horas después, regresara al lugar y, tras disculparse con el vecino que lo sorprendió, retomara de nuevo su plan. Así, con la excusa de llevarle unas cervezas entró en la casa de su supuesta amiga y cuando ésta se encontraba en la cocina, «de espaldas y sin mediar palabra», le asestó varias cuchilladas, en el cuello, la zona cervical y el tórax. La mujer, de 45 años y nacionalidad española, sobrevivió al ataque al ser auxiliada por su hija y un amigo, quienes se encontraban en el domicilio.

Así lo ha considerado probado la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de València, que condena al acusado a una pena de quince años de prisión -catorce por el intento de asesinato y uno por el allanamiento de morada-, y al pago de una multa de 1.200 euros por dos delitos leves de lesiones y amenazas. De igual modo deberá indemnizar a su víctima, que sufrió graves secuelas y se desplaza desde entonces en silla de ruedas, con 406.840 euros y a la Conselleria de Sanitat con 25.046 euros por el tiempo que permaneció hospitalizada y el tratamiento que requirió.

La Sala considera que la mujer «no tuvo oportunidad de defenderse, al producirse la agresión de forma totalmente inopinada e inesperada». De ahí que, además de por la posición de las heridas -al menos dos de las cuchilladas fueron por la espalda-, aprecie la circunstancia de alevosía, como sostenía la fiscalía y la acusación particular, ejercida por el letrado José Luis Martín.

Lo que no ha quedado claro tras la celebración del juicio es el móvil de este crimen frustrado. Por un lado, en los hechos probados en la sentencia se hace mención a un episodio ocurrido en la madrugada del 28 de mayo de 2017 cuando el procesado y su víctima estuvieron consumiendo «varias cervezas y una cantidad no determinada de cocaína» en la vivienda de la abuela del acusado y en el domicilio de la víctima, hasta que ésta le pidió que se marchara. Néstor M. B. se negó en un primer momento y la mujer rompió un botellín de cristal y se encaró con él hasta que finalmente accedió a irse de su casa.

Una supuesta deuda

Según la versión que dio el acusado, y que ya contó al vecino del inmueble contiguo que lo sorprendió y al que causó lesiones leves en el forcejeo, el motivo era una deuda de dinero. A los agentes que lo arrestaron también les manifestó que quería trepar desde allí al domicilio de su amiga y que «solo quería darles un susto para que me dieran lo mío». El ahora condenado fue puesto a disposición judicial esa misma mañana y tras quedar en libertad regresó para acuchillar a su víctima.