Con el rostro desfigurado por los golpes, maniatado y con una bolsa de plástico en la cabeza tras ser estrangulado con una cuerda. Así fue encontrado en diciembre de 2016 el cadáver de Vicente S. R., de 63 años y con antecedentes por pederastia en su vivienda de la avenida Peris y Valero de València. Los presuntos autores de su brutal crimen, dos jóvenes de nacionalidad rumana mayores de edad en el momento de los hechos (uno tenía 19 y el otro 22) se sientan hoy ante un jurado popular acusados de asesinato y robo con violencia en casa habitada. El Ministerio Fiscal solicita para ellos una pena de 28 años de prisión, tal y como adelantó hace meses Levante-EMV.

Los miembros del tribunal popular deberán dirimir si ambos actuaron de mutuo acuerdo para acabar con la vida de su víctima sin darle posibilidad alguna de defensa después de robarle «con la finalidad de evitar que pudiese identificarles», según la versión que mantiene la Fiscalía. O si por el contrario actuaron movidos por la venganza después de que el sexagenario intentara abusar de uno de ellos, como sostiene una de las defensas. El otro incluso niega haber estado presente en la casa esa noche.

Fiestas sexuales con chicos y coca

Según el relato del fiscal, que pidió el sobreseimiento sobre los otros dos jóvenes detenidos por la Policía Nacional al no quedar acreditada su participación en el asesinato, ambos acusados accedieron a la casa de Vicente «con la intención de apoderarse de dinero y otros objetos de valor que pensaban que pudiera tener en su domicilio» (droga según los investigadores).

La víctima les abrió la puerta voluntariamente ya que conocía al menor de ellos. De hecho, era frecuente que el sexagenario invitara a chicos jóvenes a participar en fiestas sexuales en su casa, donde les ofrecía cocaína.

«Una vez en la vivienda, con ánimo de menoscabar la integridad física de Vicente y de doblegar su voluntad, comenzaron a golpearle en la cabeza», relata el fiscal en su escrito. Con las manos atadas con un cable lo arrastraron por la casa intentando que les indicara los lugares en los que guardaba el dinero y los objetos de valor. Después de propinarle numerosos golpes le colocaron una bolsa en la cabeza, le ataron una cuerda al cuello y apretaron fuertemente hasta asfixiarlo.

Entre los efectos de los que se apoderaron estaba una tarjeta de crédito con la que trataron de extraer 600 euros en un cajero automático de Alzira a las dos de la madrugada del 8 de diciembre, poco después del crimen. Esa fue una de las pistas que permitió a los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Nacional identificarlos. No obstante, los sospechosos huyeron del país y fueron arrestados un año después en Rumania y Reino Unido gracias a la orden internacional de detención.

El fiscal aprecia la circunstancia agravante de abuso de superioridad ya que los acusados se aprovecharon de que eran dos contra uno, «lo que hacía que las posibilidades de defensa de Vicente fuesen mínimas». El fallecido había sido detenido en los años 90 por su relación en una de las mayores redes de producción y distribución de pornografía infantil desmantelada en España. Finalmente no fue condenado por el vídeo en el que aparecía teniendo sexo con un menor al haber prescrito ya el delito.