Dos bandas, compuestas ambas por ciudadanos de dos países del Este, han sembrado la alarma en distintas urbanizaciones de Torrent y Manises, con cerca de medio centenar de asaltos domiciliarios solo en el último mes. Varios de ellos se han quedado en intentos porque o bien han sido sorprendidos por los propietarios, o bien han fracasado a la hora de violentar las puertas y rejas de protección de las viviendas. De momento, en Manises se han comenzado a formar patrullas vecinales que recorren la urbanización La Mallá ante lo que los residentes consideran una «falta de respuesta por parte de la Guardia Civil y de la Policía Local».

En el caso de la capital de l'Horta Sud, el número de asaltos a viviendas asciende a una treintena solo en el último mes, una cifra inusualmente elevada que solo se da cuando un mismo grupo muestra una actividad muy elevada en una misma zona.

Y eso es exactamente lo que está sucediendo en Torrent, sobre todo en las urbanizaciones más alejadas del casco urbano, en las que la presencia policial siempre es menor. La comisaría de Torrent sospecha que se trata de dos grupos de ladrones distintos y de procedencias diferentes. En uno de los casos, tienen claro que es una banda integrada por ciudadanos albaneses que habría estado actuando principalmente en chalés de El Realón, Monte Real y en diseminados próximos a la partida del Toll i l'Alberca.

Por lo que respecta a Manises, la oleada comenzó hace un par de semanas y, de momento, hay asaltos contabilizados en al menos diez viviendas unifamiliares, aunque en varias de ellas, los ladrones fracasaron en su intento por llevarse el botín que buscaban.

Raúl Sánchez, vecino de la urbanización La Mallá -una de las más afectadas, aunque también ha habido asaltos en La Presa y en Montemayor-, explica que «los robos se producen a cualquier hora del día, pero principalmente por las noches y por las mañanas».

El al menos tres de los asaltos, los ladrones actuaron cuando había moradores en el interior, aunque, por fortuna «nadie resultó herido», porque los autores de los robos «salieron corriendo». Eso sí, las víctimas continúan atemorizadas, ya que, hasta ayer, no había habido un compromiso de aumentar la vigilancia policial en la zona a pesar del evidente incremento de los asaltos.

Patrullas de mañana y de tarde

El miedo se había instalado hasta tal punto entre los residentes de la zona, en su mayoría o bien personas mayores y jubiladas o parejas muy jóvenes que acaban de legar, que los vecinos acordaron poner en marcha patrullas ciudadanas «ante la falta de respuesta de la Guardia Civil y de la Policía Local a pesar de las denuncias presentadas».

Esas patrullas las forman residentes de La Mallá que, en grupos de dos o tres personas, recorren en varios vehículos la urbanización «tanto por la mañana como por la tarde». Desde ayer, además, la Policía Local ha empezado a enviar patrullas a esa zona, después de una reunión de la asociación de vecinos La Mallá y Mas de Nadal con la concejala responsable del área de seguridad. De momento, ya suman tres días sin ladrones.

Los vecinos incluso se han dotado de un grupo de Whatsapp para estar permanentemente en contacto y poder responder en caso de asalto. Ocurrió hace unos días, cuando «una chica que ha venido hace poco a vivir aquí con su novio se los encontró, por segunda vez ne pocos días, dentro de su casa. Se llevó un susto tremendo, porque literalmente se le cruzaron corriendo, cuando salían de su casa al verla llegar».

En todos los casos buscan dinero, joyas «pero también algún aparato electrónico valioso y fácil de llevar, como televisores, móviles, ordenadores... Imagino que lo venderán para subsistir, pero la verdad es que la situación se ha vuelto bastante tensa», explica Raúl.

La mayoría de los asaltos registrados en La Mallá tienen el mismo sello. Los ladrones saltan la valla perimetral y luego acceden a las casas arrancando las rejas y las ventanas. Intentan encontrar el botín rápido, para lo cual revuelven cajones y armarios, sobre todo de los dormitorios, para escapar cuando antes con los bolsillos llenos. En una de las ocasiones, incluso se dejaron un hacha en la casa, utilizada, al parecer, para arrancar las rejas.