A la salida de la Audiencia provincial de Alicante, tras conocer el veredicto del jurado, Juan Cano no quiso hacer declaraciones. «Soy inocente, dejadme tranquilo. Ya habéis manchado mi imagen durante diez años», espetó Cano a los informadores a su salida.

«Nos han castigado trece años por la cara. Se ha hecho Justicia», manifestó por su parte Pedro Hermosilla. «Después de este calvario al final se ha hecho lo que tenía que ser», aseguró Salvador Ros. Por su parte, Robert Franek recalcó que estas tres últimas semanas «han sido las peores de mi vida» en las que había llegado a pasar miedo por la petición de 27 años de cárcel a la que se enfrentaba. Uno de los que más se explayó ante las cámaras fue Raúl Montero Trevejo que pidió a las Fuerzas de Seguridad que «busquen a los verdaderos culpables».

«Entiendo el sufrimiento de las hijas de Alejandro Ponsoda, pero nosotros no tenemos nada que ver con la muerte de su padre», insistió Montero, quien aseguró que la Guardia Civil «tenía presiones para cerrar rápido el caso y necesitaba encontrar a un culpable».

«De alguna manera y con el testimonio del testigo protegido nos han puesto a nosotros como el vínculo de Cano con la delincuencia de Benidorm para encargar el asesinato. Pero nosotros no tenemos nada que ver. Yo ya cumplí mis cuentas con la Justicia por un hecho anterior», alegó, y expresó su solidaridad con las hijas del alcalde asesinado para que los verdaderos culpables sean identificados.

La Fiscalía había apuntado durante el juicio a la «animadversión» de los cuatro considerados instigadores del crimen hacia Ponsoda, en un caso en el que los investigadores también analizaron amenazas de vecinos o la vida personal de la víctima. Las defensas, por su parte, habían cuestionado la credibilidad del testigo protegido, que llevó a las detenciones de los acusados dos años después del crimen.