El hombre de 41 años que permanece huido de la Justicia tras llevarse con él a su hijo de cinco años tiene diagnosticado un «trastorno psiquiátrico que lo hace inestable, violento e imprevisible», según consta en las diligencias remitidas al Juzgado de Violencia sobre la Mujer número cuatro de València. El presunto maltratador, condenado en 2009 a cinco años de prisión por rociar con gasolina y prender fuego a su expareja, permanece en busca y captura desde hace más de un mes después de que su exmujer actual, y madre del niño de cinco años con el que ha huido, fuera incluida en el sistema de protección de víctimas de violencia machista al evaluar su caso como riesgo extremo.

Concretamente el fugitivo, que también tiene otras cinco requisitorias pendientes -todas ellas por delitos contra la seguridad vial según sostiene su familia-, presenta un «trastorno de la personalidad límite con brotes paranoides, que agudizan e incrementan su falta de control de impulsos y de ira», y está bajo tratamiento médico, según indicaron las fuentes consultadas por este periódico.

Por su parte, el entorno familiar del fugitivo asevera que éste no es peligroso y que jamás le haría daño al niño, “al que quiere más que a su vida”. La propia madre incluso lo defiende en ese sentido al asegurar que hasta la fecha “siempre ha sido buen padre” y que antes se haría daño él mismo que hacerle algo al pequeño.

La prioridad de esta víctima de la violencia machista es ahora recuperar a su hijo y solicita toda la colaboración ciudadana posible por si alguien lo ve o tiene información sobre su paradero se ponga en contacto con la Policía Nacional. Paralelamente se ha solicitado una demanda de medidas urgentes para proteger al menor y evitar «situaciones que pongan en peligro su integridad física, psíquica y emocional y su propia vida». Aunque la víctima asegura que el padre nunca le ha puesto la mano encima al niño, temen que éste pueda utilizar al pequeño como víctima vicaria de la violencia machista para hacerle daño a ella.

La mujer abandonó el domicilio familiar, situado en Massamagrell, hace unos seis meses tras soportar presuntos malos tratos psíquicos. Aunque sí que pudo llevarse consigo a sus dos hijos mayores de una relación anterior, de 14 y 17 años, el pequeño que tiene en común con el ahora fugitivo se quedó con el padre por miedo a que éste tomara represalias. Según explican fuentes del entorno de la víctima, «según la ley gitana si una mujer abandona a su marido, sea por malos tratos o no, los hijos se quedan con el padre y la madre solo tiene derecho a verlo según las condiciones que marque el padre».

Tal es la desesperación de la mujer tras más de un mes sin ver a su hijo ni tener noticias de él que incluso -como le ocurre a otras víctimas- lamenta haber interpuesto la denuncia. «Antes estaba mal, tenía que aguantar insultos, amenazas, desprecios y humillaciones, pero por lo menos veía a mi hijo». La UFAM de la Policía Nacional ha intensificado la búsqueda para localizar al menor.