Un hombre permaneció entre rejas once meses y 17 días tras ser injustamente acusado de una agresión sexual por una inquilina morosa que fingió, apoyada por su compañero sentimental, una violación en el domicilio de Gandia en el que residía en una habitación subarrendada. El acusado, de origen salvadoreño, fue absuelto por la Audiencia Provincial de València que acordó deducir testimonio contra la pareja al demostrarse que se trataba de «una confabulación mal orquestada entre ambos que muy probablemente tuviera su origen en una venganza hacia el supuesto autor de la agresión denunciada por deudas económicas».

Ahora la supuesta víctima, que no era tal, se enfrenta a una pena de dos años y tres meses de cárcel por los delitos de denuncia falsa y falso testimonio, según el escrito de conclusiones del Ministerio Fiscal. Asimismo, su compañero, que también mintió en el juicio, ya ha sido condenado a un año y ocho meses de cárcel por el falso testimonio que llevó al denunciado a prisión.

Cabe recordar que las denuncias falsas por violación suponen un mínimo porcentaje de todos aquellos casos que llegan a juicio, de hecho en muchas ocasiones en las que las sentencias son favorables a los presuntos agresores sexuales, se basan más por el principio de «in dubio pro reo» -ante la duda en beneficio del acusado- o porque el testimonio incriminatorio de la víctima no cumple con una serie de requisitos, que porque se llegue a acreditar fehacientemente que ésta ha mentido.

En este caso las pruebas practicadas en la vista oral demostraron que se trataba de una denuncia falsa, como así apreció la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de València, de ahí que en la misma además de absolver al acusado se ordenaba deducir testimonio a la pareja por la comisión de un presunto delito de falso testimonio.

Los hechos que deberán ser juzgados ahora se remontan al 7 de abril de 2013 cuando la mujer, de 40 años, denunció en la comisaría de Gandia una agresión sexual. Según manifestó la supuesta víctima, la persona que le tenía subarrendada una habitación le dijo que tenía que «pagar en carne» los alquileres adeudados. Así, según su relato, después de que se abalanzara sobre ella, salió corriendo y se escondió en un armario de la habitación, de donde la sacó su presunto agresor cogiéndola del pelo. Tras golpearla la intentó penetrar y, al no conseguirlo, le introdujo un peine varias veces por la vagina. Posteriormente llegó su pareja, quien al ver lo que estaba ocurriendo se lo quito de encima a golpes.

No obstante, la sentencia de septiembre de 2014 de la Audiencia Provincial de València fue contundente respecto a la falsedad de tales afirmaciones. «Toda la prueba testifical practicada, a excepción de la denunciante y su pareja, acreditan que la agresión sexual no tuvo lugar en el tiempo y forma en que fue denunciada». Por un lado estaban las versiones «cambiantes y contradictorias» de la pareja, que ya reflejaron en un primer momento los policías que acudieron al domicilio de Gandia alertados precisamente por el supuesto agresor sexual, quien huyó de la casa y estaba ensangrentado.

Los agentes incluso se percataron que al subir a la casa la mujer llevaba las mallas puestas debajo de un batín, y que posteriormente se las quitó, tratando de hacerles creer que estaba desnuda de cintura para abajo. De igual modo se contradijo varias veces sobre el objeto que le introdujo su supuesto agresor; un peine, un palo de escoba, un cepillo o los dedos -ninguno se halló en la habitación-.

Asimismo los agentes hallaron restos de sangre en la cocina, lo que coincide con la versión mantenida en todo momento por el hombre injustamente acusado. También se demostró que el novio de la supuesta víctima mintió, ya que sí estaba en la casa, según el testimonio de otro inquilino del inmueble. Un Juzgado de lo Penal de València lo condenó a un año y ocho meses y al pago de una multa de 1.440 euros por su testimonio falso para perjudicar a su casero, para el que el fiscal pedía hasta nueve años de prisión.