Le amenazaron de muerte, le increparon, le insultaron, le intimidaron y le zancadillearon en el patio del instituto y en nombre del presunto agresor, al que citaron con nombre y apellidos, el mismo día que, por la tarde, el menor intentó suicidarse. Y cuando salió de clase, a las 14:00 horas, le esperaba fuera del centro otro joven con una máscara que le acercó una navaja al cuello y volvió a amenazarle con hacerle "una corbata colombiana" si no retiraba las denuncias hacia el presunto agresor, al que igualmente nombró abiertamente.

Este es un extracto de las declaraciones que hizo ante la Guardia Civil el menor alicantino que intentó suicidarse el jueves pasado porque sufría acoso escolar, y a las que ha tenido acceso 'Información'. "Por eso le pasó lo que le pasó", argumenta el padre que acompañó a su hijo a declarar.

Los hechos que relata el alumno ante los agentes de seguridad, y en presencia de su padre, se produjeron el mismo día en que la familia le encontró, ya por la tarde, en su cama, inconsciente y con cortes en las muñecas.

La familia ha descartado por completo que el menor vuelva al instituto donde ha sufrido bullying, como seguraban ayer. De hecho, y a instancias de los profesionales psicólogos que le están atendiendo, esa es la recomendación que se les ha hecho llegar por escrito, según afirma el padre. "No vuelve allí, lo tenemos claro. La doctora psicóloga ha recomendado por escrito que no vuelva a ese centro, al que iba, no", remarca, al margen de que el menor todavía no se ha recuperado y debe seguir un tiempo en tratamiento psicológico en la Unidad de Salud Mental Infanto-Adolescente (USMIA) de la Conselleria de Sanidad.

"Cuando mi hijo llegó al cuartel de la Guardia Civil no quería ni hablar, del miedo que tenía todavía. Solo lloraba y lloraba. Poco a poco los expertos consiguieron que contara lo que había pasado la mañana del jueves en el instituto", relata el padre, que ya respira más aliviado aunque no le parece nada justo que sea su hijo el que se vaya del centro educativo. "Hay que seguir adelante y buscarle plaza en otro instituto. No han dicho que se van a encargar ellos", explica.

Psiquiatras y psicólogos de la unidad de Sanidad, USMIA, además de especialistas de los Servicios Sociales y el equipo de intervención de expertos de la Conselleria de Educación para la convivencia educativa, se están coordinando desde el pasado viernes, -según afirman desde la conselleria a preguntas de este diario-, para asesorar tanto a las familias como a la comunidad educativa ante la gravedad de este suceso.

El padre del menor, por su parte, ha decidido seguir adelante con la denuncia anunciada contra el instituto. En su también declaración firmada ante la Guardia Civil concluye que quiere "denunciar al instituto, porque eran conocedores de la situación y no han hecho nada por evitarlo".

De hecho, las declaraciones de su hijo ante los agentes le han convencido de que no debe callarse, que no debe cometer el mismo error que cometió el menor al silenciar lo que estaba sufriendo. "Mi hijo no era capaz de hablar por el miedo que tenía, pero cuando salió del cuartel había que oirle. Nos dijo a su madre y a mí que no nos calláramos nada, que no hiciéramos como él, que lo contáramos todo".

"Es cierto"

"Lo que he dicho es cierto". Así concluye el menor la narración ante los agentes sobre las amenazas que recibió el jueves pasado, día 13 de febrero, mientras estaba en el centro escolar. Señala que se le acercaron "varios jóvenes" diciéndole que sus abuelos y tíos estaban muertos por su culpa, y que si le pillaban por la calle iban a ir a matarle junto con el alumno sobre el que pesa una orden de alejamiento, -fruto de la denuncia que interpuso su familia antes de empezar el curso- y al que los agresores en el patio citaron con nombre y apellidos, tal y como contempla la declaración.

El menor sigue relatando que después de estas amenazas tuvo que volver a la clase, y que cuando llegó el segundo recreo, los mismos alumnos que se le habían acercado en el patio le siguieron increpando e insultando, llamándole "tonto, cabrón, gilipollas, niño rata y maricón", mientras le hacían la zancadilla para que se cayera. Los relaciona con el agresor al que denunció porque les ha visto "en su grupo de amigos".

La víctima tuvo que volver de nuevo a clase y cuenta ante los agentes que cuando salió del instituto para ir a casa a comer, otro chico al que no pudo reconocer porque tenía una máscara y una navaja en la mano, le amenazó por denunciar al alumno agresor, del que de nuevo dio nombre y apellidos, y le advirtió que no volviera a hacerlo, porque si no "te la voy a meter en el cuello y te voy a hacer una corbata colombiana".