La Guardia Civil ha solicitado a la jueza de Instrucción de Alzira que investiga la desaparición y muerte de Marta Calvo permiso para realizar un nuevo estudio técnico de uno de los móviles del presunto asesino, Jorge Ignacio P. J., para conocer al milímetro sus pasos en las horas previas a su cita con la joven de Estivella y en los dos días siguientes. Buscan así saber si su versión de que descuartizó el cuerpo en su casa de Manuel y arrojó los restos en dos contenedores de Alzira y uno de Silla es cierta o si, como sospechan cada vez con más fundamento los agentes, mintió para despistar y el cuerpo realmente nunca llegó adonde dijo en su única declaración, la que prestó ante la Guardia Civil en el cuartel de Carcaixent, en las horas inmediatamente siguientes a su entrega. Después de eso, no ha vuelto a colaborar pese a que ha comparecido ante dos jueces.

En el informe inicial de posicionamiento de las antenas que dieron cobertura a uno de sus teléfonos móviles -el único que, al parecer llevaba encima-, los agentes comprobaron que, en la mañana del día 8 de noviembre,tal como decía en su relato, sí estuvo en Silla y en Alzira. O, al menos, su teléfono -uno de los cuatro de los que hacía uso- se conectó a sendas antenas de esos dos municipios.

Ese dato, unido a las comprobaciones, con tiquets y cámaras de seguridad, de que sí había comprado donde dijo y cuando dijo los guantes, las bolsas de basura, las dos sierras, el desatascador y el amoniaco, llevó a los investigadores a planificar la búsqueda en el vertedero de Dos Aguas, ante la posibilidad de que sí hubiera dicho la verdad.

Sin embargo, las distintas mentiras e incoherencia que han ido comprobando con el paso del tiempo y las gestiones practicadas hasta ahora, cada vez confían menos en que Jorge Ignacio P. J. hubiera dicho la verdad, por lo que cada vez hay más recelo a creer que los restos de la joven estén en el vertedero. Aún así, la Guardia Civil tiene claro que no suspenderá esa búsqueda hasta que no haya revisado todo el volumen de desechos prensados con tierra determinado por los responsables del recinto en función de la fecha de recogida de las supuestas bolsas, incluso aunque ese por ahora infructuoso rastreo se prolongue por espacio de varios meses.

Ubicar al sospechoso con precisión

Así las cosas, ¿hay alguna manera de saber, con datos objetivos y precisos, qué hizo realmente en esos días el sospechoso y por dónde se movió? La respuesta es que sí: a partir del estudio del tráfico de llamadas y datos, con sus correspondientes geolocalizaciones del teléfono móvil que llevaba encima. Al parecer, durante el periplo que dijo haber seguido para deshacerse del cuerpo solo hizo uso del terminal con el sistema de encriptado Encrochat que tenía con una línea de la compañía holandesa KPN Mobile, un clásico de los traficantes de cocaína -Jorge Ignacio P. J. lo era- por cuanto dificultan seriamente la intervención de las comunicaciones.

Pero, como recuerdan los investigadores a la juez de Alzira, ese sistema no impide conocer la ubicación física del teléfono en un momento determinado, aunque sea en diferido y no en tiempo real. Por esa razón, el equipo conjunto formado por agentes del grupo de Homicidios de la Comandancia de València y de la UCO ha pedido a la instructora de la causa que les autorice a realizar un estudio pericial de geolocalización que refuerce o corrija los lugares en los que dijo haber estado aquella mañana para deshacerse de las bolsas en las que, según él, habría transportado los restos del cuerpo de la chica.

El estudio, que llevarían a cabo los expertos en telecomunicaciones del Grupo de Apoyo Técnico Operativo (GATO) de la UCO, comprenderá el periodo que va desde las 20.00 horas del miércoles, 6 de noviembre -seis horas antes de que recoja a Marta Calvo en València para llevarla a su casa de Manuel-, hasta las 22.00 del viernes, 8 de noviembre, cuando llega su madre desde Palma de Mallorca para pasar con él ese fin de semana, y cuando habían transcurrido unas 28 horas desde la hora estimada de la muerte.

Los especialistas del GATO realizarán, además, un estudio sobre el terreno, con mediciones muy precisas, que les permitirán trazar un mapa mucho más concreto de en qué puntos exactos estuvo Jorge Ignacio P. J. en las horas en que se produjo la muerte de la joven de Estivella, en las siguientes, a lo largo de la madrugada del 8 y durante todo ese día. Incluso podrán determinarlo con muy poco margen de error espacial, a partir de las mediciones de potencia de la antenas y de los ángulos de cobertura que se registraron en cada conexión.

En otras palabras, será uno de los informes que con más precisión confirme sus movimientos o, según cree la Guardia Civil, acabe de desmontar su poco creíble versión que, en palabras de los investigadores, es más propia de quien pretende ocultar pruebas y «entorpecer la acción policial y/o judicial».