Dos homicidios consumados ya imputados, un tercero bajo investigación judicial, otro más en grado de tentativa y al menos siete agresiones sexuales. Esa es la suma de delitos que, hasta este momento, acumular Jorge Ignacio P. J., en prisión desde el pasado 6 de diciembre por la primera de esas muertes violentas, la de la joven de Estivella de 25 años Marta Calvo, y que lo perfilan como un homicida en serie, tal como ha apuntado este periódico desde que se supo de su posible participación en tres episodios mortales.

Desde el pasado lunes, Jorge Ignacio P. J. ya es oficialmente el presunto autor del homicidio de Lady Marcela Vargas, una chica colombiana con la que tuvo un encuentro sexual la noche del 14 al 15 de junio del año pasado en una casa de citas de la avenida de la Plata, en València, tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV a mediados de diciembre pasado.

En ese momento, el ahora imputado por el homicidio ya había esbozado ante la Guardia Civil (aunque como un accidente, como hizo con el caso de Marta) su relación con la muerte de otra chica, la de la brasileña Arliene Ramos, fallecida el 3 de abril, nueve días después de que resultara gravemente intoxicada con cocaína durante un encuentro sexual con Jorge Ignacio P. J. en una casa de citas de la Gran Vía Marqués del Túria.

Estos dos casos han quedado bajo investigación del grupo de Homicidios de la Policía Nacional, mientras que la Guardia Civil continúa con el de Marta Calvo.

La sospecha de que Jorge Ignacio P. J. estaba detrás de la muerte de Lady Marcela se concretó en diciembre pasado, poco después de que se entregara a la Guardia Civil el sospechoso y se supiese ya de su relación con el fallecimiento de Arliene. Hasta el estallido del caso Marta Calvo, ambas muertes aparentaban sobredosis de cocaína. De hecho, uno de los casos, el de Arliene, ni siquiera había sido asumido por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional porque el forense determinó muerte por reacción adversa a la cocaína.

Pero, a principios de diciembre llegó el resultado del estudio del móvil desde el que Lady Marcela había apalabrado por Whatsapp la cita sexual con quien ahora se sabe que fue Jorge P. J. Y como en el resto de los casos, insistió en realizar una 'fiesta blanca' -sexo con uso de cocaína-. Ese estudio revelaba que el hombre, esto es, Jorge Ignacio P. J., había iniciado la conversación en l'Olleria, donde tenía su domicilio, que a la hora de la muerte estaba en las inmediaciones de la avenida de La Plata y que el móvil que usaba volvió después a l'Olleria. El círculo se cerraba.

Pero la Policía contaba con otra baza: no solo se equivocó en el teléfono móvil que se llevó en la huida -el particular de la chica, pero no el 'corporativo' desde el que pactaban las citas todas las chicas, que no vio y fue recuperado en la mesa del salón de la casa-, sino que además se dejó un preservativo. Y la Policía encontró suficiente materia orgánica para obtener un perfil genético.

Sin embargo, una vez introducida esa muestra en el Codis -la base de datos de ADN- no mostró ninguna coincidencia, es decir, el autor no estaba detenido. El 4 de diciembre, Jorge Ignacio P. J. se entregó a la Guardia Civil y se le tomó el ADN. La Policía cruzó los dedos, pero la coincidencia tampoco se produjo en los días siguientes, así que empezaron a sospechar que la Guardia Civil aún no había subido al Codis el perfil del presunto asesino de Marta Calvo.

Así, los agentes solicitaron al juez de Instrucción número 20 de València, que investiga la muerte de Lady Marcela, que les permitiese tomar de nuevo ADN al reo, ya en Pica-ssent. La respuesta llegó del fiscal del caso y fue tajante: no hay necesidad de tomar una nueva muestra cuando es indudable que la Guardia Civil ya debe disponer de ella. Por lo que el juez instó a su colega del caso Marta Calvo, la titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira que pidiese a la Guardia Civil que incluyese el perfil genético del acusado en la base policial común a todos los cuerpos, tal como adelantó este diario en aquel momento.

Eso sucedía a mediados de enero. El día 31 llegaba el match: el hombre era Jorge Ignacio P. J. A mediados de febrero llegaba el informe del laboratorio de ADN de la Jefatura Superior de Policía de València y el lunes pasado, el grupo de Homicidios de la Policía Nacional se desplazó a la enfermería del módulo de presos preventivos de la cárcel de Picassent. Allí se reunieron con Jorge Ignacio P. J., asistido de su abogado particular, y le informaron de la imputación del homicidio de Lady Marcela Vargas y del intento de homicidio de otra chica que ha contado a la Policía Nacional cómo la intoxicó e intentó introducirle cocaína en los genitales y el ano. Exactamente el mismo relato que han desgranado ante la Guardia Civil otras siete supervivientes, los últimos de los cuales fueron publicados en exclusiva por este diario hace unos días.

Y, una vez más, el presunto asesino en serie, con su letrado junto a él, se negó a declarar. El atestado por esos dos homicidios fue entregado ayer al juez de Instrucción número 20 de València, que ha levantado el secreto que pesaba sobre el mismo.