Seis laboratorios de marihuana y una nave de secado desmantelados, 17 detenidos, ocho registros domiciliarios y casi 200 kilos de esta droga, seca y envasada al vacío, es el saldo de una nueva operación de la Policía Nacional contra el tráfico de esta sustancia estupefaciente que, en esta ocasión, estaba destinada casi al completo al mercado europeo, donde la maría se cotiza como mínimo al doble de su precio en España. Se trata de una de las mayores organizaciones criminales de producción de marihuana a gran escala detectadas y desarticuladas hasta ahora en València.

En esta ocasión, el cabecilla del grupo, de origen albanés, captaba parejas y matrimonios con hijos para ocupar los chalés donde cultivaban la marihuana con el fin de pasar desapercibidos en el vecindario. Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, la organización pagaba por adelantado hasta un año completo el alquiler de las viviendas para no tener relación con sus propietarios o que estos acudiesen a las casas.

Los 17 detenidos, de varias nacionalidades aunque la mayoría son albaneses, están acusados, en distintos grados de participación, de los delitos contra la salud pública, organización criminal, defraudación de fluido eléctrico, blanqueo de capitales, falsedad documental e infracción a la ley de extranjería. De los 17 arrestados, 15 han ingresado en prisión por orden del juez de Instrucción número 4 de Paterna.

Droga valorada en más de un millón de euros

Los ocho registros domiciliarios, según ha informado la Jefatura Superior de Policía de València, han sido realizados en Paterna, Estivella, Beniparrell, Moncada, Godella, Segorbe, Castelló y Ulldecona (Tarragona). Los investigadores han intervenido casi 200 kilos en seco de marihuana -preparada y lista para su distribución en Europa-, 3.160 plantas de marihuana, 9.000 euros, dos máquinas para envasado al vacío, varios móviles, un ordenador portátil y cuatro vehículos, además del aparataje habitual para este tipo de cultivos.

La droga está valorada en más de un millón de euros, dada la alta calidad de la misma por su elevada concentración de tetrahidrocannabinol (THC), el principio activo de este estupefaciente.

Esta organización incluso disponía de máquinas de ozono, como las utilizadas para la desinfección durante la actual crisis de la covid-19, para mejorar la calidad de las plantas.

Además, han desmantelado seis laboratorios de producción de droga, en los chalés alquilados, que estaban perfectamente preparados y equipados con los aparatos necesarios para lograr varias cosechas al año, así como la nave industrial alquilada en Segorbe que utilizaban como secadero y punto de envasado de la marihuana.

La investigación, desarrollada por completo por el grupo de Policía Judicial de la comisaría de Paterna, se inició el pasado mes de enero, después de que agentes de la Policía Local de ese municpio interceptasen un coche que desprendía un fuerte olor a marihuana. Los policías detuvieron a los ocupantes, dos hombres de origen albanés, por infracción a la ley de extranjería e intentaron localizar sin éxito 'caletas' en el coche, esto es, departamentos ocultos con aperturas electrónicas o manuales para transportar alijos de droga.

A partir de este momento, el grupo de Policía Judicial de Paterna asumió la investigación, a lo largo de la cual empezaron a identificar los miembros del grupo, así como los chalés donde cultivaban marihuana y que a la vez servían como lugares de residencia de los arrestados. Tras varias gestiones, los investigadores descubrieron todo un entramado criminal dedicado al cultivo y distribución de marihuana.

Chalés de alquiler para el cultivo "indoor"

Durante las investigaciones los agentes identificaron a las personas que formaban la organización criminal, compuesta en su mayoría por ciudadanos de origen albanés, y cuyo centro de operaciones se situaba en un chalé de Montecañada, en Paterna, precisamente donde residía el líder del grupo y donde adiestraban a los futuros vigilantes de los cultivos.

Desde ese chalé, los máximos responsables de la red alquilaban viviendas unifamiliares en diferentes zonas residenciales de la Comunitat Valenciana y de Tarragona con el fin de pasar totalmente desapercibidos e instalar, en dichas viviendas, laboratorios de cultivo "indoor" de marihuana.

La organización reclutaba parejas y familias, muchas de ellas sin trabajo y sin permiso de residencia, a las que tras una fase de aprendizaje y motivación les asignaba uno de los chalés en los cuales se emplazaba una plantación de marihuana que debían cuidar y recolectar. De esa forma pasaban desapercibidas en el vecindario.

Los agentes averiguaron que las viviendas eran controladas y vigiladas por los lugartenientes del cabecilla del grupo que se encargaban, tanto del suministro de material necesario para los cultivos como del avituallamiento de las personas que los cuidaban. Este escalón medio de la red también era el encargado de detectar la posible vigilancia por parte de la Policía.

Una vez que las plantaciones de marihuana eran recolectadas, se trasladaban a una nave donde se procedía al secado y envasado de las plantas para su distribución y venta al mayor, principalmente por países europeos, adonde eran enviados en camiones de gran tonelaje. Dada la alta calidad de la marihuana que producían, la vendían a un mínimo de 6.000 euros el kilo, lo que les reportaba grandes beneficios económicos.

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