«Desesperado», en una situación límite», así parecía encontrarse el delincuente conocido como el 'Rambo valenciano', antes de ser detenido, según el testimonio de un vecino de la localidad turolense de Andorra, quien llevó en su coche a Pedro L., el delincuente natural de Sagunt, y que daba muestras de no saber «por donde salir».

Aunque reconoce que durante el trayecto temió por su vida en un primer momento, tras decirle este hombre que no le iba a hacer nada, pero que le tenía que ayudar a salir del pueblo, el testigo asegura que trató de ganarse su confianza y de llevarlo a un lugar donde pudiera encontrarlo después la Guardia Civil.

Este vecino relata que apenas le habló y fue él, que es hermano del alcalde de la localidad, quien mantuvo la conversación con la finalidad de ganarse su confianza y de que no le hiciera nada. Le comentó que sabía quién era y no había matado a nadie y a sus indicaciones éste asentía con la cabeza. Así precisa que no vio que llevara una escopeta, pero sí una bandolera. «Tuve mucho miedo, pero noté que me hacía caso porque era su única escapatoria y, al final, confió en mí», admite.

Tanto el delincuente valenciano -herido en la pierna-, que durante tres meses ha mantenido en jaque a la Guardia Civil tras protagonizar una oleada de robos con violencia, como el guardia civil al que disparó en un tiroteo en una gasolinera de la localidad turolense de Muniesa continúan ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Miguel Servet de Zaragoza.