Jorge Ignacio P. J., el presunto asesino de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas, «no padece alteraciones psicopatológicas significativas». Esa es una de las principales conclusiones de la exploración médico forense a la que fue sometido el pasado 21 de mayo en prisión por un facultativo del Instituto de Medicina Legal de València.

La prueba fue realizada a petición de su abogado defensor para tratar de acreditar que era consumidor de estupefacientes -cocaína, principalmente- y que ese hecho menoscabó sus capacidades el día de los hechos. Sin embargo, de momento, los forenses no han apreciado ninguna alteración derivada de ese consumo ni de ninguna otra circunstancia que disminuyese su posible responsabilidad penal.

El forense tomó muestras de cabello al acusado, que permanece en prisión bajo la acusación de homicidio, para tratar de averiguar si, como dice, consumía cocaína en cantidades importantes durante los últimos tres años, con picos de entre 0,5 y 2 gramos a largo de dos o tres días consecutivos.

El médico ya advierte en su informe de que el análisis toxicológico del cabello permite establecer un consumo medio, pero no si este se produjo de golpe en un corto periodo de tiempo o de manera sostenida a lo largo de semanas.

Jorge Ignacio P. J., en su afán por descargarse responsabilidad penal y buscar una hipotética rebaja de la condena por consumo de tóxicos, aseguró al forense que la noche de la muerte de Marta, habían consumido entre ambos «unos 7 u 8 gramos de cocaína» y que él, advirtió, solo había tomado «un par de sorbos de whisky». Hasta ahora, todas las víctimas que han sobrevivido a encuentros con el acusado han coincidido en que él les obligaba a tomar cocaína o se la administraba en los genitales a escondidas, pero que él apenas tomaba y tampoco ingería alcohol.

Por lo demás, el forense no apreció alteraciones del pensamiento ni de la percepción y resalta que su conducta es normal.