La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de València ha condenado a ocho años de cárcel a un hombre, natural de la República Dominicana, por un delito continuado de abuso sexual a la hija de su pareja cuando ésta apenas tenía doce años de edad.

Los hechos ocurrieron entre agosto de 2014 y marzo de 2015 en el domicilio familiar, en un municipio de la comarca de la Safor que este periódico no revela para proteger a la menor, quien llegó a intentar quitarse la vida como consecuencia de la pesadilla que estaba viviendo en casa.

Inicialmente el Ministerio Fiscal solicitaba para el acusado una pena de once años de cárcel, pero tras reconocer los hechos en el juicio y llegar a un acuerdo de conformidad la defensa y la acusación, se le rebajó a ocho años de condena dictando el magistrado sentencia in voce. Asimismo, también se le imponen diez años de libertad vigilada y se le prohíbe comunicarse con su víctima y acercarse a menos de 300 metros de ella por un plazo de 16 años.

Se lo contó a una prima

La madre de la niña, a la que en un primer momento se investigó por si sabía lo que estaba ocurriendo y por si trató de tapar los abusos para proteger a su compañero sentimental, ha quedado exenta de responsabilidad al no acreditarse que fuera conocedora de los hechos. Así, ni las conversaciones con una prima suya, a quien le contó lo que estaba pasando y que su madre la culpabilizaba por ello - incluso llegó a colocar un candado en la puerta- , no han sido elementos considerados en el juicio al tratarse de una conformidad.

Según los hechos probados, el ahora condenado, de 41 años, aprovechaba las horas nocturnas en las que la madre de la menor y la hermana de ésta estaban durmiendo para introducirse en la habitación de la víctima «con intención de satisfacer sus deseos sexuales».

Una vez dentro y a solas con la menor, le quitaba la ropa de cintura para abajo y le realizaba tocamientos, llegando a introducirle los dedos en la vagina, de ahí que se trate de un delito de abusos agravados - lo que conocemos por violación aunque no mediara violencia -.

El padrastro de la niña también le obligó a practicar sexo oral y le propuso tener relaciones sexuales con penetración, aunque finalmente no lo logró. La menor ocultó lo que estaba ocurriendo durante años hasta que en mayo de 2018 se lo contó a una prima suya, quien la apoyó para que se destapara todo.

Tras confesarle a una orientadora social del instituto donde cursaba estudios que el compañero sentimental de su padre había abusado sexualmente de ella años atrás, la educadora activó el protocolo ante este tipo de casos y se interpuso la correspondiente denuncia.

Como consecuencia de estos hechos la menor sufre graves problemas emocionales, con síntomas de estrés postraumático. El condenado deberá indemnizar a la víctima con 10.000 euros en concepto de responsabilidad civil.