La madrugada del 26 de agosto de 2017, a las 7.30 horas de la mañana Rafael. A. R y un amigo volvían de la boda de unos conocido en el coche junto a otros dos hombres, también invitados, que carecían de vehículo para volver a València. El evento tuvo lugar en Riba-roja, pero camino a la ciudad, Rafael anunció que "se iban de putas" los cuatro para rematar la celebración. Los dos hombres a los que acercaban a la capital rechazaron la invitación tras explicar que eran pareja y, por tanto, homosexuales. Casi tres años después, Rafael ha sido juzgado por apalear y amenazar a la pareja homosexual.

El juicio contra el agresor homófobo se ha celebrado esta mañana en la Sección Cuarta de la Audiencia de València por la presunta comisión de un delito de odio por agredir y amenazar de muerte a dos hombres homosexuales. La fiscal coordinadora de delitos de odio de la Fiscalía Provincial de València, Susana Gisbert, ha mantenido la solicitud de un año y tres meses de cárcel para el acusado, que propinó una paliza y echó del coche a la pareja nada más conocer su orientación sexual.

Durante la vista oral, las víctimas han mantenido en todo momento la versión de los hechos que relataron ante la policía y durante la instrucción, mientras que el agresor ha negado la acusación y ha asegurado que fue la pareja quien les ofreció sexo tanto a él como al conductor como agradecimiento tras ofrecerse a acercarlos a València tras la celebración.

En el juicio, además de la novia (amiga de las víctimas), ha declarado el conductor del vehículo en el que comenzó la paliza, exacusado de los hechos y hoy testigo de los mismos. El conductor ha asegurado que no había sucedido nada, por lo que ha sido requerido en dos ocasiones por el presidente de la sala, Pedro Castellano, quien le ha recordado que como testigo no puede mentir y las consecuencias legales de hacerlo. El testigo ha cerrado su declaración con un "lo juro por mis hijos".

Los hechos juzgados

Tras el ofrecimiento del acusado de terminar la fiesta por la boda a la que los cuatro hombres habían acudido como invitados yendo "de putas", Rafael, explica la fiscal, "montó en cólera y propinó un puñetazo a una de las víctimas desde dentro del coche, al tiempo que exhortaba a gritos al conductor para que detuviera el vehículo, diciéndole 'para el coche que me los cargo". El conductor obedeció y se detuvo junto a un centro comercial, salió del coche y "a empellones del coche, gritándoles, con ánimo de menoscabar su dignidad y menospreciarles por su orientación sexual, 'maricones de mierda' y 'chupapollas', y comenzando a propinarles golpes en la cabeza y por todo el cuerpo". Primero, el ahora acusado pegó a uno de ellos, y al segundo lo agredió después de que se viera obligado a salir por la misma puerta trasera, ya que, al parecer, el conductor había bloqueado el seguro de la suya. Así, al menos, lo denunciaron en su momento.

De hecho, ante la policía explicaron que el conductor «no había participado en la agresión», pero, agregaron "no hizo nada para defenderlos y siguió en todo momento las órdenes de Rafael".

La causa quedó archivada para el conductor por decisión de la Audiencia de València, ante la que habían recurrido ambos acusados cuando estaban encartados por el juzgado de Instrucción, como bien recuerda la fiscal en su calificación.

A raíz de esa primera agresión, la pareja salió corriendo y los otros dos se fueron. Sin embargo, una de las víctimas se dio cuenta de que se había dejado el móvil en el asiento trasero del coche, así que llamaron desde el móvil de su novio a la amiga que acababa de casarse para poder recuperar el teléfono.

Apenas tres minutos después, el coche del agresor, conducido por el otro invitado, regresó al lugar y el ahora procesado, a voz en grito, sin siquiera bajarse del vehículo, les dijo: "¡Hijos de puta! ¿Por qué habéis llamado, maricones de mierda? ¡Os voy a matar!". Incluso descendió y volvió a propinar un puñetazo a uno de ellos, mientras el conductor le daba el móvil olvidado al otro.

El acusado se subió de nuevo al coche y se fueron, para regresar instantes después, lo que llevó a la pareja a salir corriendo, temiendo una nueva agresión. De hecho, rechazaron incluso el ofrecimiento del conductor de regresar más tarde a por ellos para llevarlos a València mientras les pedía perdón.