Un hombre de 34 años trató ayer de prenderse fuego a las puertas de la comisaría de Quart de Poblet porque no le permitían denunciar que unos okupas le habían desalojado del piso que él mismo ocupaba ilegalmente. El incidente se saldó finalmente con la detención del hombre y su traslado a la unidad de Psiquiatría de un hospital, después de casi una hora en la que los agentes trataron de tranquilizarlo y convencerlo para que depusiese su actitud. Está acusado de tentativa de incendio con riesgo para las personas (roció de gasolina la entrada de la comisaría y amenazó con prenderle fuego), amenazas y desobediencia.

Los hechos ocurrieron ayer por la mañana, cuando el hombre se presentó en la comisaría de Quart de Poblet, 'armado' con una botella de plástico llena de gasolina y un pañuelo en una mano, y un mechero, en la otra.

Todo había comenzado horas antes, cuando la misma persona llamó al 112 y requirió la presencia de la Policía en su casa, ya que, según confesó, vivía ilegalmente en un piso de Quart del que había sido desalojado por otro grupo de hombres que le habían quitado la casa para realojarse ellos en las mismas condiciones. Además, aseguró que le habían robado. Cuando la patrulla se presentó en el domicilio, comprobó que no había habido ningún robo y se fue.

El hombre se presentó entonces en comisaría con la intención de denunciar, pero los agentes le dijeron que no podía denunciar la ocupación ilegal de la vivienda por cuando él mismo estaba en esas mismas circunstancias. Poco después, regresó con la botella de gasolina y, tras recibir una nueva negativa a poder denunciar, acabó rociando la entrada a las dependencias policiales con el combustible y amenazó con prender fuego.

El policía de seguridad de la puerta cerró esta por dentro y pidió ayuda a sus compañeros. Entonces, comenzó una larga negociación en la que los agentes, a la vista de que se rociaba él mismo con el carburante y de que regaba la calle y zonas próximas a un parque, trataron de convencerle de que se tranquilizase.

En un momento determinado, según las fuentes consultadas por Levante-EMV, incluso le ofrecieron interponer la denuncia, aún a sabiendas de que apenas tendría recorrido penal, pero como estratagema para resolver el conflicto. Pero, para entonces, el hombre estaba ya fuera de sí y, dado que amenazaba cada vez con más frecuencia con encender sus ropas impregnadas en gasolina, mientras uno de los policías le distraía hablándole, otros se acercaron por detrás y lo redujeron. Una vez esposado, lo trasladaron al hospital para que evaluaran su estado de salud mental y físico.